Hace muchos años, en un pueblo andino, había una viuda quien vivía con sus tres hijos.
Vivían bien, pero los dos hijos mayores odiaban al menor porque era el favorito de la madre y ella
lo mimaba mucho. Los mayores envidiaban al menor y crearon un plan para eliminarlo.
Un día de sol los tres hermanos fueron a recoger leña y allí en la quebrada silenciosa los
dos hermanos mayores mataron a su hermano menor. Volvieron a casa y cuando la madre
preguntó “¿Dónde está mi hijo querido?” Los dos mayores mintieron “No lo hemos visto, no
tenemos idea.”
La madre se quedó despierta toda la noche esperando a su favorito. Al día siguiente su
hijo no volvió. Pasó una semana, pasó un mes, pero el hijo menor nunca volvió. Entonces la
mujer empezó a caminar por las calles, llorando y preguntando a todas las personas del pueblo
“¿Han visto a mi hijo querido?”. Pero nadie lo había visto, nadie sabía nada de su hijo perdido.
Un día un leñador estaba en la quebrada y vio que allí crecía un arbolito. El hombre cortó
el árbol e hizo una quena. Comenzó a tocarla y de repente la quenita empezó llorar. “¡Ay mamá,
mamita, soy yo, tu hijo favorito! ¡Aquí estoy! ¡Mis hermanos me mataron y estoy atrapado aquí!”
El hombre se asustó, pero preguntó a la quenita “¿Quién eres tú?”. Tocó la quenita otra
vez y la quena contestó “Mi mamá es la pobre viuda que vive en el pueblo. Todos los días llora
por mí. Por favor, dile donde estoy.”
El leñador se fue corriendo al pueblo y le dijo a la viuda “¡Sé donde está tu hijo perdido!”
La viuda, llena de alegría, le respondió “¡Dime donde está y te daré lo que quieras!”
Al oír esto, el hombre empezó a tocar la quena y la quenita lloró otra vez. “¡Ay mamá,
mamita, soy yo, tu hijo favorito! ¡Aquí estoy! ¡Mis hermanos me mataron y estoy atrapado aquí!”
La madre comenzó a llorar. Sus lágrimas regaron la quenita y de repente el chico
resucitó. La madre lo abrazó, llorando porque estaba feliz de verlo otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario