Después que el inka Sinchi Roqa sometió a los pueblos del valle de Urubamba, su corazón fue subyugado por una mujer muy hermosa. Luego de su romance, partió a conquistar las lejanas zonas de Andahuaylas.
Ella se llamaba Urpisonqo (corazón de paloma) y era una delicada flor que crecía en los vergeles de Paca y Urubamba y pertenecía a la familia del señorío de Paca. Urpisonqo estaba en vísperas de contraer matrimonio con Waycho, hijo primogénito del señorío de Ayarmaka, dueños de las fértiles tierras de Yukay y Wayllabamba.
Cuando el inka incorporó estos señoríos a sus dominios, los destinó como propiedades del dios Sol, mientras que Palkaraki y Lares pampa se las entregó a Urpisonqo para que las disfrute, aunque estos terrenos no eran muy pródigos por la falta de agua y la abundancia de piedras y alimañas.
¿Por qué el inka no dejó a Urpisonqo tierras más fértiles y pródigas? Porque en la política del inka primero estaban sus dioses, luego su linaje.
La bella mujer no se sentía orgullosa por las relaciones que había sostenido con el soberano del Tawantinsuyo, a quien se había entregado sin amor, pues su corazón ya estaba ocupado por Waycho. ¿Acaso ella solo se había deslumbrado por el poderío y la magnificencia del inka?. El corazón de Waycho seguía manando amor hacia Urpisonqo y no la podía olvidar. A Waycho le faltó valor para matar al inka de un flechazo. Cuando esté pasaba con Urpisonqo por los caminos de Urubamba
A los pocos días que el inka se alejó de Urubamba, Urpisonqo empezó a sentir asco por las comidas y bebidas. Luego empezó a regurgitarlas.
En tanto Waycho estaba rondándola como un loco, dispuesto a perdonarla por los pecados que había practicado con el inka. Un día se encontraron frente a frente, cuando ambos caminaban por los pedregales del Palkaraki. Cuando el enamorado se iba a lanzar a los brazos de su amada, observó que el otrora bello semblante de la mujer estaba lleno de manchas y que ahora ella era una gorda, lo que significaba que estaba embarazada.
Totalmente ofuscado y colérico, Waycho sacó un tumi (cuchillo) de su chuspa y, de un solo golpe, se lo introdujo en el corazón. Ella, al ver caer sangrando el cuerpo de su amado, sintió una terrible impresión y comenzó a sentir fuertes dolores de estómago.
Waycho agonizaba, sin que Urpisonqo pudiera hacer nada en ese momento fatal. La mujer, llenándose de valor, se aproximó al amado abrazándolo y pidiéndole perdón. Waycho expiró. Cuando esto sucedió, de la vagina de Urpisonqo bajaron dos huevos gigantes bañados en sangre. Al verlos, la mujer se desmayó.
De pronto, en el cielo aparecieron dos cóndores que, acaso atraídos por la sangre, empezaron a sobrevolar sobre el cadáver de Waycho, mientras Urpisonqo continuaba desmayada.
Cuando Urpisonqo volvió en si, vio cómo los dos huevos estaban atrapados entre las patas gruesas y negras de los cóndores. La mujer, abandonando el cadáver de su amante, corrió para arrebatar a los cóndores el fruto de sus entrañas, pero las vestías se elevaron en raudo vuelo, llevándose los grandes huevos. Desesperada, la mujer arrancó el cuchillo del corazón de Waycho y con el arma en la mano trató de alcanzar a los cóndores, pero éstos ya habían logrado tomar altura. La mujer empezó a gritar desesperada al ver cómo las aves enrumbaban hacia la cerrada quebrada de Pumawanka. Cuando los cóndores desaparecieron de su vista, Pumasonqo se clavó el cuchillo en su corazón.
Después de volar por la quebrada de Pumawanka, las aves se separaron, cada una llevando un huevo entre sus patas negras y robustas. De pronto, una de las aves soltó el huevo que levaba. Este, al caer, produjo un hueco en la tierra del que salió un ruido telúrico: PPAQQQ…CHAQQQ (caída de agua en forma de cascada). La otra ave hizo lo mismo y al caer el huevo que llevaba, se produjo otro hoyo del que salió un sonido diferente: SU…TTOOPPPP (goterones de aguas). De los lugares donde cayeron los huevos, súbitamente empezó a manar agua. Era tanto el líquido que empezó a bajar hacia la quebrada de Pumawanka. Finalmente los dos flujos de agua se juntaron. Al hacerlo, se produjo un sonido mixto. Hoy estas aguas riegan las hermosas comunidades de Palkaraki, Lares pampa y Pumawanka.
Desde aquellos tiempos, estas comunidades tienen agua, resultado del amorío frustrado de una pareja de tiernos amantes.
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