lunes, 9 de enero de 2012

LOS TRES HERMANOS GRANIZO

Desde las profundidades de la selva, escalaba lentamente un agrario, completamente agotado por un carga de coca, que llevaba en su encorvada y sufrida espalda, hacia su comunidad, para los trabajos del año.
Este hombre se llamaba Exaltación Wamán quien, al verse solo dentro de la neblina oscura y rodeado de bloques de nevada, no sabia dónde meterse, porque había perdido la noción del tiempo por la oscuridad del día; consiguientemente estaba desesperado y preocupado puesto que el camino se le había cerrado. Sus pies tropezaban con las piedras, o daba a veces pasos falsos, hasta podría desbarrancarse o luxarse y Para remate, amenazaba tempestad.
A la cabeza de Exaltación se le metió la idea que moriría a falta de un lugar adecuado para pernoctar. Por fin llegó a una colina, aprovechando la coruscación de los rayos. Presto, el viajero divisó una tenue luz a lo lejos, dìjose entonces:
-¿Es sueño o verdad?.
Su corazón empezó a latir frenéticamente de emoción. Luego hablo mentalmente:
-Seguramente es una casa, donde debe vivir alguna familia,
Pero de pronto preguntose:
-Pero ¿Cuándo he pasado por este lugar, hace un mes? Nunca he visto ni siquiera una choza. ¿Acaso no será un metal precioso que está refulgiendo? Mejor voy para allá.
Exaltación, después de un corto periplo, llegó a la puerta de un bohío. Presto el viajero comenzó a llamar, diciendo:
¡Mamay, patrona mía, soy viajero, no tengo dónde hospedarme!
Estos mismos pensamientos en varias oportunidades repetían, acaso con un sentimiento salido de las profundidades del corazón hasta qué, finalmente, escuchó una voz femenina que dijo:
-¡ Taytay, no tengo un sitio para alojarte!
Exaltación, de cansancio bajó su carga de coca de la espalda, con la idea que acamparía durante la noche en la puerta del cuchitril; pero, de pronto, escuchó la misma voz femenina:
-¡Taytay, empuja la puerta e ingresa!
Exaltación sintió una alegría inaudita; levantó su carga y se puso a la espalda, luego ingresaba a la habitación. De una alacena rústica titilaba la luz. El ambiente era tétrico. Las paredes de la vivienda eran de piedras rústicas, con techo de ichu. La mujer se encontraba sentada en la puerta del fogón, atizando el fuego: Preparaba algo de comer sobre una olla de barro. La señora tenia unas trenzas gruesas, abrigaba su espalda una reboza oscura. La mujer mirando con sus ojos oscuros y profundos dijo:
-Asiento tayta, te serviré algo de comer. Acá, en mi habitación no puedo hospedarte, porque pronto mis hijos van a llegar. Mejor te alojaré en mi marca (altillo o segundo piso de la habitación).
-Gracias, mamay – dijo Exaltación.
El viajero, después de cenar una suculenta y caliente sopa, se levantó de su asiento y después escalaba, peldaño por peldaño, por una escalera tosca hacia la marca. Tras de él subía la mujer llevando una vela de sebo negro.
Cuando el labriego ingresó el nuevo ambiente, quedó sorprendido al mirar unas rumas de maíz, papas de todo color, chombas de trigo y quinua. De los palos del techado colgaban carne ahumada y disecada de ganado…Exaltación preguntòse
-¿Dónde cultiva esta señora tanto producto? ¿Acaso los hijos de la señora no serán ladrones?.
La señora le tendió un par de cueros de llama, llenos de vellón, y luego un par de frazadas gruesas, manufacturadas a mano después le dijo:
-Taytay, descansa. Será hasta mañana.
-Gracias, mamay, muchas gracias.
La mujer siempre agarrando la vela de sebo negro descendía al primer piso de la casa.
Cuando Exaltación se echó en el improvisado lecho, comenzó a reflexionar sobre el origen de la despensa, puesto que en las zonas cercanas no hay un terreno adecuado ara cultivar los productos de calidad que ha visto. Al labriego se le retiró el sueño, seguía cavilando. Súbitamente rompió el silencio un trueno pavoroso, que hizo temblar la tierra. Después cayó un chubasco, seguido de una granizada menuda… que filtró a la habitación de Exaltación. Luego cayó otro trueno, seguido de granizada de tamaño regular. Exaltación dijose:
-Si no me alojaba, en este momento la granizada ya me hubiera enterrado vivo.
Y por ultimo, caía a la tierra una granizada de tamaño gigante, pues el agua diluida de la granizada inició a caminar, abriendo caminos, y los truenos infernales seguían. Después cesó la lluvia, granizada y truenos. De pronto, un silencio profundo se apoderó del medio ambiente.
De pronto Exaltación escuchó una plática familiar, en el primer piso, que decían:
-Mamay, la habitación está apestando, ¿Acaso alguien ha venido?
-No hijo, nadie ha venido. Seguramente en vuestra venida han pisado algún excremento humano.
-Pero madre esta habitación apesta a humano, mi nariz nunca se equivoca.
-Hijo no hay nadie acá, se quieres revisa la casa.
Después de este diálogo, se escuchó otra voz que decía:
-Mamay, en el camino he encontrado unos hermosos maizales.
-¿En qué parte hijo?
-En la hacienda Sondór.
Exaltación dìjose:
-¿Acaso me he equivocado? Efectivamente, estos son ladrones.
-Mamay, mañana al medio día vamos a atacar, pero lo que tenemos miedo es al hondazo con un proyectil de bosta de burro, por parte del dueño o allegados.
-Hijos, tienen que tener mucho cuidado.
-Si madre, dijeron lo tres hermanos.
Exaltación, dentro de sus elucubraciones, dìjose:
-Seguramente, estos ladrones tiene una banda de asaltantes. Y justo van atacar a los maizales de mi antiguo patrón.
Eran altas horas de la noche, la plática proseguía…Al amanecer, el sueño de Exaltación se apoderó.
Cuando el hombre despertòse de su profundo sueño, se dio con la sorpresa que no estaba en la choza, si no en un abrigo. El viajero no podía explicarse qué había sucedido. ¿Acaso era un sueño? No tenia otra alternativa que zarpar, pero con el firme propósito de llegar donde su antiguo patrón para darle el sobre aviso.
El dios Sol salió derramando sus luces de oro sobre la blanca nevada de las colinas. El viajero aceleraba los pasos, pero siempre con la carga de coca en la espalda. Después de un largo periplo, llegó a la casa hacienda de Sondòr, propiedad de un antiguo patrón a quien le dijo después de saludarlo:
-Patrón, le tengo una noticia, hoy día medio día, todo tu maizal a ser atacado por tres hermanos.
-¿Cómo sabes? ¿Quién te ha dicho?.
-Anoche han hablado.
-¿Quiénes? ¿Dónde?
-No los conozco.
-Pero. ¿dónde? Dime, pero ¿dónde?
-Patrón, he estado alojado en una choza pero, para el amanecer, me encontraba en una guarida.
-Exaltación ¿Acaso estás loco? ¿Quién se va atrever a robarme de día estando yo acá y con toda mi servidumbre?
Súbitamente, el cielo se nubló. Luego empezó azotar los relámpagos, seguido de rayos, después bajaba un chubasco blanco. Exaltación dijo gritando.
-¡Patrón, ahí está. Ya viene patrón!
-Este hombre está loco - dìjose el patrón.
De rápido llegó una granizada menuda, comenzó a atacar el maizal, después llegó al suelo una granizada de mayor tamaño por el otro costado. Exaltación corrió hacia el corral del hacendado, luego empezó a recoger la bosta de los burros y después gritó diciendo:
-Patrón, mira por allá: ¡está bajando el otro hermano!
El afincado recién comprendió a que se refería; en efecto, a la orden de Exaltación, la servidumbre comenzó a lanzar, con sus hondas, los proyectiles de bosta de burro hacia la granizada. Ciertamente llegó gran cantidad de granizos de tamaños gigantes, que inició a arrasar parte de la sementera pero, cuando los proyectiles fueron dirigidos y lanzados hacia la granizada, éste fenómeno de la naturaleza empezó a retroceder y retirarse.
Al día siguiente, el terrateniente, en agradecimiento, le regaló una yunta de ganado a Exaltación Waman, por haber salvado a su sementera del ataque de los tres hermanos granizo.

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