Cierta vez en una alejada chocita de esteras que
estaba habitada por unos paisanitos llegados de Huaraz, el perro comenzó a
frecuentar muy seguido por las noches, el barón de la chocita se levanto a ver
de quien se trataba y al ver al perro que se rascaba le cómenos a llamar con
mucho cariño ofreciéndole su amistad, cosa que el animal rechazo en su primera
instancia, pasado las noches siguientes, el perro nuevamente apareció por la
choza de estos personajes humildes, de acuerdo a su pobreza comenzaron a darle
de comer en un pote de calabaza, pan frió remojado con agua de trigo pelado.
Una vez que el animal se hizo amigo de los paisanitos, estos comenzaron a
despulgarlo con mucha paciencia durante la media noche. Así sucedió por varias
oportunidades, hasta que un buen dia el perro comenzó a rascarse delante de
ellos que asombrados veían como caían las pulgas al suelo, tuvieron tanta
paciencia y pena por el animalito que no atinaron a echarlo, sino mas bien
trataron de alimentarlo para que pueda irse tranquilo, al otro dia muy temprano
al levantarse la pareja encontraron varias pepitas de oro justo en el lugar
donde el perro se había rascado. Esta pareja muy emocionada recogió las pepitas
de oro, llegando a reunir una gran cantidad de ellos, que les servio para poder
comprar el terreno donde estaban viviendo, llegando a construir su casa de
material noble, al que llamaron con mucho cariño "La Villa del Perro
Pulgoso".
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