Esta duna de suaves arenas se ha formado en tiempos inmemoriales, por migraciones sistémicas por efecto eólico, tal vez desde la misma aparición de los hombres en esta parte de lo que ahora se conoce como los valles de Ica. Para los antiguos iqueños siempre fue un cerro sagrado, un cerro al que nadie osaría depredar y menos retirar sus arenas o sus huarangos milenarios, como sucede ahora, con osadía e impunidad. La aparición en sus inmediaciones de la Urbanización Santa María y más recientemente de varios Pueblos Jóvenes, hasta las mismas faldas del mismo cerro, han permitido el trazo de pistas y caminos que ahora utilizan estos camiones y volquetes para retirar las grandes cantidades de arena. El Cerro de Saraja tiene especial significación para la memoria colectiva y el imaginario de los iqueños, de allí se sustenta las varias leyendas que narran su origen o describen el misterio de esta inmensa mole de finas partículas de sílice. El Cerro de Saraja mantuvo su encanto hasta inicios del siglo XX pero fue la mano del hombre la que extinguió su laguna que brotaba en su base y también desapareció la fauna silvestre que allí habitaba. Este Cerro histórico fue curado -como tantos otros- por nuestro querido Fray Ramón Rojas e incrustado en su parte cenital una cruz de madera para que protegiera a nuestra ciudad.
sábado, 24 de octubre de 2015
LEYENDAS: EL CERRO SARAJA:
Esta duna de suaves arenas se ha formado en tiempos inmemoriales, por migraciones sistémicas por efecto eólico, tal vez desde la misma aparición de los hombres en esta parte de lo que ahora se conoce como los valles de Ica. Para los antiguos iqueños siempre fue un cerro sagrado, un cerro al que nadie osaría depredar y menos retirar sus arenas o sus huarangos milenarios, como sucede ahora, con osadía e impunidad. La aparición en sus inmediaciones de la Urbanización Santa María y más recientemente de varios Pueblos Jóvenes, hasta las mismas faldas del mismo cerro, han permitido el trazo de pistas y caminos que ahora utilizan estos camiones y volquetes para retirar las grandes cantidades de arena. El Cerro de Saraja tiene especial significación para la memoria colectiva y el imaginario de los iqueños, de allí se sustenta las varias leyendas que narran su origen o describen el misterio de esta inmensa mole de finas partículas de sílice. El Cerro de Saraja mantuvo su encanto hasta inicios del siglo XX pero fue la mano del hombre la que extinguió su laguna que brotaba en su base y también desapareció la fauna silvestre que allí habitaba. Este Cerro histórico fue curado -como tantos otros- por nuestro querido Fray Ramón Rojas e incrustado en su parte cenital una cruz de madera para que protegiera a nuestra ciudad.
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