domingo, 25 de octubre de 2015

LEYENDAS: El Cañón del Colca

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Cuando uno llega a este imponente paisaje de montañas y cañones, denominado con razón “Valle de las Maravillas” por Mario Vargas Llosa, empieza a comprender el motivo por el que científicos y expedicionarios de diversos países han aconsejado al gobierno peruano que lo declare parque nacional. No es para menos tratándose de un cañón que alcanza los tres kilómetros de profundidad en algunos tramos, desvelando estratos de gran valor geológico que se remontan incluso a épocas anteriores a la existencia de vida en la Tierra. La propuesta ha calado, pues las autoridades locales ya han presentado incluso un expediente en la Unesco para que los cañones sean también protegidos como Patrimonio de la Humanidad. La población también es consciente de su enorme valor; no obstante, el Valle del Colca fue elegido como una de las Siete Maravillas del Perú por los lectores del principal diario peruano, El Comercio. Ubicado en la provincia de Caylloma, colindante con Arequipa, el cañón comparte protagonismo turístico en el sur del país con el espectacular lago Titicaca, otra perfecta excusa para poner rumbo hasta aquí.
De Chivay a las entrañas de Colca
Cuentan las leyendas que en el Valle del Colca se unen el río y el cielo, el sol y la luna. Y ya de por sí, llegar hasta aquí es un hecho envuelto en un cierto halo mágico. La única forma de hacerlo es a la antigua usanza: por carretera, desde Arequipa hasta Chivay o Cabanaconde, en un trayecto que se extiende a lo largo de unas tres horas. El coche de alquiler no es una alternativa recomendable si no se conoce la calzada, pero sí lo es el autobús o contratar una excursión guiada. Y lo que a simple vista puede parecer engorroso se convierte en un delicioso paseo panorámico, donde se van sucediendo portentos naturales como los volcanes que rodean Arequipa, el monte Chachani, el altiplano de Pampa Cañahuas o la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca.
El reino del cóndor
El Cañón del Colca es dos veces más grande que el Gran Cañón y el más profundo del mundo, alcanzando los 3.260 metros sobre el nivel del mar. También es la cordillera volcánica activa más alta del planeta y residencia del mamífero que viste la fibra noble más fina –la vicuña–, así como de dos de las etnias peruanas más antiguas que existen: los collahuas y los cabanas, cuyas primeras sílabas forman el nombre de este lugar. Su fisonomía natural se ha visto labrada a lo largo de cientos de años por la tradición agrícola de estas poblaciones, que desde la época preinca han dibujado un bonito paisaje de andenerías o terrazas de cultivo de diferentes niveles donde se sigue sembrando maíz, papa o haba. A pesar de la evangelización iniciada durante el periodo colonial español, sus tradiciones y costumbres siguen también vivas, en perfecta sintonía con el ancestral marco natural que les sirve de hogar.
Pero por encima de cualquier logro, hay un ser vivo que domina desde lo alto el también llamado “Valle perdido de los incas”, considerado un animal sagrado por esta civilización. El ave rapaz más grande del mundo, el cóndor andino, se ha convertido en uno de los principales reclamos del Cañón del Colca, pues no es posible verlo en directo desde tan cerca en ningún otro lugar. Algo que obliga a madrugar, pues es a primera hora de la mañana cuando estos carroñeros inician la caza en busca de sustento. El lugar ideal para presenciar el espectáculo, la Cruz del Cóndor, es también una de las zonas con mayor desnivel de los cañones. Más de un kilómetro de caída vertical que, sin protecciones ni pasamanos, culminan en un río. La sensación de inmensidad es única. El imponente cóndor no es, sin embargo, el único protagonista de este escenario peruano. Aquí y allí, el paisaje está constantemente salpicado por la presencia de varias especies de camélidos, entre las que destacan la mencionada vicuña, la alpaca, la llama y el guanaco.

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