viernes, 17 de marzo de 2017

LOS PRIMEROS HOMBRES QUE EXISTIERON EN LA TIERRA

LOS PRIMEROS SERES HUMANOS
Les dejo a continuación un texto que nos permite realizar un rápido viaje por la Prehistoria, podemos conocer e imaginar la vida de los primeros hombres.
"Nuestra tierra tiene casi cinco mil millones de años. Desde hace tres millones hay vida sobre ella, y hace quince millones comenzó la evolución que llevó hasta la aparición del ser humano. Los pasos requeridos para que surgieran unos seres parecidos a nosotros fueron innumerables. Aunque en este terreno quedan por resolver aún muchas cuestiones, los científicos pueden esbozar a grandes rasgos esa evolución. Nada les ha ayudado tanto en esta tarea como ciertos hallazgos de huesos y utensilios.

Parece ser que los primeros seres “prehumanos” comenzaron a caminar de pie hace ya más de cinco millones de años. Al hacerlo, sus extremidades delanteras quedaron libres y pudieron evolucionar hasta convertirse en manos. El volumen del cerebro de esos seres vivos se triplicó durante los siguientes tres millones de años y los “prehumanos” se convirtieron en “protohumnaos”. Eran capaces de utilizar piedras y madera a modo de utensilios. Y como el material de esos instrumentos de los primeros humanos era la piedra, se denomina Edad de Piedra a los primeros 500.000 años de la historia de la humanidad.

Desde aquellos primeros seres humanos de la Edad de Piedra hasta el hombre moderno, llamado Homo Sapiens, quedaba aún por recorrer un largo camino. Los primeros representantes de este nuevo ser humano y, por tanto, nuestros antepasados directos, fueron los llamados hombres de Cromañón. Se les puso ese nombre por el lugar del suroeste francés donde fueron hallados; pero provenían de África. Unos 40.000 años antes se habían trasladado desde allí hasta Asia, Europa y –a través del paso terrestre existente aún entre Siberia y Alaska – América del Norte.

Los primeros seres humanos vivían en grupos – “hordas”- de 20 a 50 miembros como cazadores y recolectores. Se alojaban en cuevas, chozas sencillas de ramas o tiendas hechas de pieles de animales. Sin embargo, no las habitaban de forma permanente; al ser nómadas, seguían a los rebaños que les proporcionaban alimento y vestido y migraban coincidiendo con las estaciones. Eran más inteligentes que los “protohumanos” y cazaban con mayor habilidad: además de la lanza inventaron la flecha y el arco, excavaban trampas y apresaban animales salvajes con lazos. Sirviéndose de utensilios cada vez mejores, ahuecaban troncos de árboles y los utilizaban como botes. Pronto aprendieron a capturar también peces con lanzas y con las primeras redes. Como ya dominaban el arte de hacer fuego, podían asar carne y pescado y hacerlos así más comestibles. Al parecer, transmitían sus conocimientos y técnicas de trabajo de generación en generación. Así pues, podemos dar por supuesto que poseían un lenguaje bien caracterizado. La evolución precisa de ese lenguaje sigue siendo todavía un gran enigma científico. Lo que sí es cierto es que ese tipo de lenguaje fue la condición previa para regular la vida cotidiana en grandes grupos y mejorar aún más la colaboración entre sus miembros.

Hubo un momento en que los seres humanos no dedicaron ya todo su tiempo y fuerzas para cazar animales y recolectar frutos; en cualquier caso, desarrollaron cierto sentido para las cosas bellas. Elaboraron pulseras y collares con dientes, conchas y perlas, crearon figuras de piedra y hueso y ornamentaron sus armas y utensilios con relieves tallados. Así fue como aparecieron las primeras grandes obras de arte de la humanidad: las pinturas de un gran número de cuevas de Europa, por ejemplo las figuras de Lascaux, en Francia, y Altamira, en España, con sus 20.000 años de antigüedad. Nadie sabe con exactitud por qué crearon los seres humanos esas figuras tan sorprendentes. Es posible que, representado a los animales, quisieran conseguir alguna fuerza secreta para tener éxito en la caza; quizá ejecutaban danzas de conjuro ante aquellas imágenes a la luz de antorchas para granjearse la amistad de sus diosas o dioses - si es que creían en tales seres -. Así lo suponen los científicos que estudian los orígenes de la religión. Lo deducen de la manera de enterrar a los muertos, sobre todo de los objetos hallados en las tumbas y que no pudieron haber tenido otra finalidad que proteger y acompañar a los difuntos. También lo deducen de ciertas obras artísticas que fueron creadas, muy probablemente, por motivos religiosos. Tal es el caso de la famosa Venus de Willendorf, interpretada -  con mucho fundamento – como una diosa de la fertilidad. Y aunque esas interpretaciones vayan, quizá demasiado lejos, no hay duda de que los creadores de la Venus de Willendorf y de las pinturas rupestres estuvieron estrechamente emparentados con nosotros".
El australopiteco sólo pudo sobrevivir a sus ataques gracias a que poseía una inteligencia superior a ellos, mediante la adaptación al medioambiente en que vivía y desarrollando formas artificiales de defensa que no estaban al alcance de los seres irracionales. Sus herramientas eran toscas pero efectivas, eran el resultado de una mente capaz de imaginar nuevas formas de vida. Poco a poco, dichos seres se separaron del mundo animal al que pertenecían y consiguieron asegurar la subsistencia de la especie, la subsistencia de la especie humana. Desde este punto de partida la criatura racional no ha dejado de perfeccionarse; el australopiteco es el primer eslabón de la larga cadena que conduce a los grandes descubrimientos de la inteligencia del hombre, aquéllos que han hecho posible la técnica y la ciencia de nuestros días, cuyos logros no sabemos todavía donde nos conducirán.
  Evolución de los primates y aparición del Homo sapiens


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 El cuerpo humano está conformado por miles de millones de células y decenas de órganos que demuestran nuestro parentesco con otros seres vivos. Sin embargo, un solo órgano, el cerebro, relaciona a los hombres de hoy con los primates, un orden de mamíferos muy evolucionados que aún existen en el globo terráqueo.

El origen de los primates se remonta a los comienzos de la era Terciaria, hace aproximadamente 60 millones de años, cuando un grupo de mamíferos de reducido tamaño comenzó a cazar insectos y a agudizar más la vista que el oído. Al desaparecer los grandes dinosaurios, los mamíferos sobrevivientes ocuparon el lugar predominante en la naturaleza y entre ellos se destacaron los primates que habitaban en las copas de los árboles y que desarrollaron una gran capacidad para sobrevivir: poseían un cerebro superior puesto que podían coordinar la vista y el movimiento de las manos. Sus manos eran prensiles y la posición de los ojos les permitía una visión tridimensional.

Durante el Eoceno, estos pequeños primates se desarrollaron aceleradamente y dieron origen a formas superiores como fueron los prosimios y los simios. Estos últimos son de dos tipos: los monos catarrinos (o monos del Viejo Mundo) y la platirrinos (o monos americanos). Muy posiblemente fueron los catarrinos los que dieron origen a seres muy superiores, los antropoides generalizados o póngidos, de los cuales se desprendieron 2 ramas: los antropoides arborícolas o grandes monos africanos como el gorila y el chimpancé, y los antropoides a ras de tierra. Los antropoides arborícolas son los primates existentes en la actualidad que más se acercan a los seres humanos.

Los antropoides a ras de tierra aparecieron hace aproximadamente 20 millones de años y aunque eran muy parecidos a los arborícolas evolucionaron en otra dirección. Como ejemplo de estos antropoides pueden citarse el Dryopithecus, el Oreopithecus y el Ramapithecus. Estos últimos tienen una antigüedad estimada en 14 millones de años y fueron, posiblemente el origen de los homínidos, es decir, seres con algunas características humanas pero que no eran todavía hombres.
El Ramapithecus se extinguió hace 8 millones de años, pero hubo otras especies que sobrevivieron más o menos tiempo. En general, estos monos cazadores reciben el nombre de homínidos.
Desde hace unos 6 millones de años fueron apareciendo en el este de África varias especies de homínidos agrupadas por los biólogos bajo el género Australopithecus, que fue adquiriendo la postura erguida como postura habitual y su capacidad craneana fue aumentando.
Poco a poco, los Australopithecus fueron ocupando todo el este de África, desde Etiopía hasta el extremo sur. Hace unos 2.5 millones de años apareció entre ellos una nueva especie que ya no puede englobarse en este género. Se trataba del Homo habilis, al que los biólogos le han asignado el nuevo género llamado Homo.
Reconstrucción, a partir de los restos encontrados, de “Lucy”, un Australopithecus afarensis que vivió entre 3 y 3.6 millones de años atrás.

Craneo de un Homo habilis

El Homo habilis

EHomo habilis superaba a los Australopithecus en capacidad craneana y en inteligencia. Fue el primer homínido que aprendió a tallar piedras para hacerlas cortantes o punzantes. Dispuso así de armas de caza más eficientes.
Con la aparición del género Homo y su habilidad para fabricar útiles de piedra se inicia la llamada Edad de Piedra, cuyo primer periodo se conoce como Paleolítico y cuya primera etapa, a su vez, es elPaleolítico inferior.
El Homo habilis se extendió con rapidez por los territorios habitados por los Australopithecus. Poco después de su aparición se produjo un drástico cambio climático: las temperaturas descendieron notablemente en todo el planeta. La Tierra ya había pasado por varios periodos de frío, conocidos como glaciaciones, algunas de las cuales habían extinguido a varias especies, pero esta era la primera que enfrentaban los homínidos.

El Homo erectus

Los hombres de la prehistoria fueron polígamos durante la mayor parte del Paleolítico. La monogamia se remonta a hace ‘solo’ unos 20.000 años.
Las condiciones de vida empeoraron. La caza fue más escasa y los inviernos eran periodos de hambre. Pese a ello, los homínidos se adaptaron a las circunstancias. Más aún, en plena glaciación, hace 2 millones de años, surgió una nueva especie del género Homo: el Homo erectus. Con él da comienzo la Era Cuaternaria, cuyo primer periodo se conoce como Pleistoceno.
La glaciación duró cerca de un millón de años, es decir, hasta hace 1.5 millones de años, pero la Era Cuaternaria reservaba cuatro glaciaciones más, separadas por breves periodos interglaciares.
 La primera glaciación de la Era Cuaternaria se inició hace algo más de 1 millón de años y fue más intensa que la anterior. La competencia entre las distintas especies de homínidos terminó con la extinción de los Australopithecushace 1 millón de años y la del Homo habilis hace 800.000 años. El Homo erectus sobrevivió, entre otras cosas, porque aprendió a valerse del fuego. La glaciación terminó hace unos 700.000 años y no debió de pasar mucho tiempo hasta que el Homo erectus aprendió a controlar el fuego.
 La segunda glaciación de la Era Cuaternaria se extendió desde hace 600.000 años hasta hace algo más de 300.000 años. Durante esta época, el Homo erectus aprendió a organizarse para cazar grandes mamíferos.
La adversidad climática no fue un obstáculo serio para el Homo erectus, que empezó a proliferar; pero se encontró con que cada pequeño grupo requería una gran cantidad de territorio para cubrir sus necesidades, por lo que se extendió de manera paulatina por toda la Tierra.
 Tras un breve periodo interglaciar sobrevino la tercera glaciación, desde hace algo más de 200.000 años hasta hace algo más de 100.000 años. A su término, el Homo erectus ya ocupaba medio planeta: poblaba toda África, buena parte de Asia y casi toda Europa (excepto el norte). También había aprendido a fabricar cabañas, que reemplazaron a las cuevas como refugio.

El Homo sapiens

Durante la Tercera Glaciación surgieron las primeras formas de una nueva especie: el Homo sapiens. Con el tiempo se diferenciarían dos subespecies: el Homo sapiens neanderthalensis y el Homo sapiens sapiens. En Alemania se encontró un fósil preneandertalense de al menos 200.000 años y en Israel se ha encontrado un fósil de hace unos 100.000 años antecesor del Homo sapiens sapiens, en compañía de restos neandertalenses y de los últimos vestigios de Homo erectus, que se extinguió hace unos 90.000 años. Con la aparición del Homo sapiens se inicia el Paleolítico Medio.
La capacidad craneal del Homo sapiens triplicaba a la del Homo habilis. En un primer momento, las diferencias entre las dos subespecies de Homo sapiens eran pequeñas, al igual que las diferencias culturales respecto al Homo erectus. No obstante, al principio de la cuarta glaciación, hace unos 80.000 años, encontramos ya una cultura neandertal claramente definida. Entre sus nuevas costumbres se encontraba la de enterrar a los difuntos, y entre sus nuevas habilidades, la fabricación de flechas.
El Homo sapiens se extendió por Europa, Asia y África. Cazaba todo tipo de animales y se adaptó con eficiencia a cada medio ambiente. Hace unos 40.000 años, el Homo sapiens sapiens se convirtió en el primer poblador humano de Australia. Hace unos 35.000 años empezó a manifestar su superioridad cultural frente al hombre de Neandertal, dando inicio así al Paleolítico Superior. A esta época corresponden los restos más antiguos conocidos de arte prefigurativo (incisiones y marcas decorativas en hueso y en piedra). Asimismo, se desarrolla el lenguaje articulado.
Hace unos 25.000 años se extinguió el hombre de Neandertal, con lo que el Homo sapiens sapiens pasó a ser la única especie humana sobre la Tierra. Aparte de mínimas diferenciaciones raciales, no se ha producido ninguna evolución fisiológica importante desde entonces. La extraordinaria evolución del hombre ha sido puramente cultural. Hace al menos 23.000 años el hombre pobló América por primera vez. Accedió a ella desde Siberia, cruzando un estrecho de Bering seco o helado. Así, el hombre no tardó mucho en poblar prácticamente la totalidad de la Tierra.
Las glaciaciones
Durante el Período Pleistoceno (que comenzó hace un millón de años y duró hasta hace 25 mil años, aproximadamente), grandes extensiones de tierra se cubrieron con una inmensa capa de hielo, fenómeno que recibe el nombre de glaciación. En algunos periodos el clima se hizo más cálido y el tamaño de las capas de hielo se redujo. Estos periodos se conocen como interglaciaciones.
La glaciaciones en Europa fueron cuatro y reciben los nombres de Günz (la más antigua), Mindel, Riss y Würm. En América, las glaciaciones se denominan Nebraska, Kansas, Illinois y Wisconsin.
El extinguido Homo neandertalensis fue creador de una desarrollada, hermosa y compleja “industria” lítica.
Recreación de una madre y su hijo, de la especie Homo sapiens sapiens primitivo.

El mesolítico 

Hace unos 20.000 años, durante la cuarta y última glaciación de la Era Cuaternaria, el hombre vagaba por la Tierra en busca de caza y recolectando frutos allí donde los hallaba. Cuando un grupo humano llegaba a una zona rica en caza o en vegetación comestible, establecía campamentos temporales hasta agotar los recursos, pero algunos se encontraron con parajes especialmente fértiles, hasta el punto de que se regeneraban antes de ser agotados, de modo que poco a poco fueron surgiendo campamentos estables o poblados dedicados a la caza y la recolección. Así fue como el hombre se hizo sedentario.
La vida en poblados estables supuso un cambio cultural importante. Se abre así una última fase del Periodo Paleolítico conocida como Mesolítico. La cultura mesolítica solo empezó a ser representativa desde hace unos 12.000 años, momento en el que se considera que empieza el último periodo de la Era Cuaternaria: el Holoceno. De esta época se conservan poblados palestinos con cabañas circulares semisubterráneas de madera, adobe y piedra.
En el noveno milenio terminó la cuarta glaciación. La cultura mesolítica se extendió desde Palestina hasta Siria siguiendo la fértil media luna (extensa faja de tierra entre el mar Mediterráneo por el oeste y el actual golfo Pérsico por el este). Mientras el noreste de África permaneció en estado mesolítico durante varios milenios, en el Oriente Próximo se produjeron cambios relativamente rápidos.

La revolución neolítica 

Con la aparición de la agricultura y la ganadería entramos en la segunda etapa de la Edad de Piedra: el Neolítico. Por aquel entonces, la Tierra debía contar con alrededor de ocho millones de habitantes. En el año 8.000 se descubrió la cerámica en el Sahara y en Siria independientemente. No obstante, el labrado de la piedra también se perfeccionó. De hecho, la denominación paleolítico/neolítico marca el tránsito de la piedra tallada a la piedra pulimentada, si bien no es esta la diferencia más significativa entre ambas culturas, sino la aparición de la agricultura y la ganadería.
Hacia el 7.500 se empezó a cultivar el trigo en Jericó, y se domesticaron el cerdo y la cabra. Por esta época la agricultura y la ganadería llegaron a la Alta Mesopotamia. Hacia el año 7.000, en Palestina las viejas cabañas circulares habían sido sustituidas por casas de planta rectangular, subdivididas en habitaciones y con las paredes y el suelo cubiertos de arcilla.
Durante el séptimo milenio la densidad de población aumentó notablemente. Se domesticó al buey. La agricultura se extendió por la península de Anatolia (Turquía). Hacia el año 6.500 encontramos una agrupación de pueblos de cerca de 6.000 habitantes, con casas y santuarios de ladrillo crudo y frescos de divinidades femeninas y toros. A finales del milenio aprendieron a fundir el cobre para fabricar adornos, puntas de lanza y objetos diversos, pero el metal era escaso y el descubrimiento no tuvo muchas repercusiones.
Al comienzo del sexto milenio las técnicas agrícolas se habían perfeccionado en la zona occidental de la fértil media luna. Se inventó la hoz, la azada, etc. La cerámica se extendió desde Siria por ambos “cuernos” de la fértil media luna. El Éufrates y el Tigris suministraban excesiva agua en primavera y poca el resto del año, por lo que en su entorno se formaron grandes aldeas de obreros que construyeron presas y canales para almacenar y distribuir el agua. 

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