Una señora que vivía un poco retirado del caserío con sus hijos, tenía un bebé que estaba lactando. Esta criatura lloraba todas las noches cuando la señora, al momento de ir a dormir, apagaba su candil. Parecía que alguien entraba, su cama se movía, sentía que sus senos le jalaban; el bebé no podía dormir sin la luz. Así pasaban las noches. La señora no podía dejar solo al bebé cuando se quedaba dormida un momento y al levantarse encontraba al niño en el suelo. Una noche, la señora se quedó dormida con todos sus hijos. Cuando ya eran las seis de la mañana del siguiente día, al despertar se dio con la sorpresa de que el bebé no se encontraba a su lado: había desaparecido. Entonces comenzó a gritar, y salió corriendo con dirección al caserío diciendo "¡el duende se ha llevado a mi hijo!, ¡se lo ha llevado!" La gente no podía creer que el niño hubiera desaparecido. Pasaron ocho días cuando una tarde una señora pasaba por una quebrada (quebrada seca) cercana a Bagua, escuchó llorar a un niño. Ella pensó que alguna otra señora estaba buscando leña con su hijo; pero tanta fue su curiosidad que se acercó hasta donde pensaba que estaría la señora con su hijo, y supo que no era aquel niño que lloraba. Luego regresó hacia la quebrada escuchando más seguido el llanto, y alcanzó a ver a un bebé acostado debajo de unas espinas. Trató de llegar hasta el niño, llegó hasta él y lo alzó en sus brazos; el bebé se encontraba en buenas condiciones. Cuando empezó a caminar, sintió que alguien la seguía; volvió la vista y no vio a nadie. Como la señora era religiosa, conforme iba caminando rezaba pidiéndole a Dios que la protegiera. Comenzó a escuchar una risa tal que por un momento pensó en dejar al niño, porque pensaba que era el diablo, hasta que llegó al caserío diciendo "señores: encontré a este bebé en la quebrada seca". Luego un poblador dijo "¡es su hijo de la Goya!; ¡no puede ser: el duende lo ha llevado!" Llamaron a su madre para entregárselo, y luego lo llevaron a un curandero. En adelante, el niño creció como todos los niños del caserío. Este caso fue en 1965
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