domingo, 25 de octubre de 2015

LA LEYENDA: YAHUARMAKY



Al sur oeste de Urubamba podemos observar un cerro colorado llamado Yahuarmaqui, la historia se remonta a más de dos siglos. Hace más de 20 años San Juan Sin Tino, se dirigía a la pampa de Charcahuaylla a cazar palomas. Cansado de tanto caminar se posó a descansar de pronto vio a un anciano que recogía leña por el camino, San Juan se acercó y le pregunto si por ahí había visto palomas para cazar, a lo cual el anciano respondió que esos parajes estaban malditos por Dios y que así permanecerían para siempre. El anciano dijo que la maldición se debía a que el cerro había albergado a dos demonios disfrazados y estos a su vez habían quitado la paz, calma y tranquilidad del lugar, también dijo que el cerro era tan alto que desde su cima se podía contemplar la ciudad del Cusco por lo que lo llamaban “Qosqo Ccahuarina” y en la cima se encontraba una capilla destinada a la adoración del crucifijo y en Don de gracias a la Fe y a la devoción.

Al pie de este cerro vivía un hacendado con su esposa, sus dos hijas de 17 y 18 años de edad y un niño de ocho años de edad, era una familia de bastante dinero, eran queridos y respetados por todo el pueblo porque eran caritativos con todos y cuando todo se desarrollaba en un ambiente de tranquilidad, llegaron al pueblo dos gallardos jóvenes vestidos elegantemente, acompañados por guitarras, tocaban dulces melodías y cantaban como Ruiseñores. Llegaron a conocer la fortuna de la familia no tardaron en aparecer por allá con el pretexto de visitar la capilla llevaron ramos de flores, pasaron por la casa hacienda, al verlos, los dueños de la casa los invitaron a pasar, con modales finos que derrochaban, estos jóvenes se ganaron la confianza de la casa. Posteriormente visitaron constantemente, llegaron a conquistar el corazón de las muchachas para posteriormente culminar en matrimonio, Una vez seguros, organizaron un plan macabro para asesinar a toda la familia. En una noche tempestuosa asesinaron a todos y por milagro el hijo menor escapó a la capilla, en ella pedía misericordia y clemencia para el alma de sus padres, Dios escucho estas oraciones inocentes y cuando los jóvenes se disponían a llevar la fortuna de la familia los castigo sepultándolos vivos, una parte del cerro se desprendió haciendo retroceder las aguas hasta la villa de Yucay, hoy en día aún se puede ver rastros de dicho suceso y parte del cerro en la margen derecha del Rio Vilcanota. El anciano terminó diciendo así su relato indicando el porqué, estos parajes se hallaban desolados y deshabitados.

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