Leonardo y Flora vivían cerca de Pampa Galeras, en Ayacucho. Ellos cultivaban papas y ollucos.
Un día encontraron en el campo una vicuñita herida en una pata. La vicuñita no podía caminar.
-¡Pobrecita! – dijo Leonardo-. Seguro ha perdido a su mamá.
-Vamos a curarla – dijo Flora.
Entre los dos, vendaron la patita de la vicuña. Todos los días, Flora la alimentaba. Y por las noches, Leonardo la cargaba hasta su casa para que durmiera calentita.
Leonardo y Flora querían mucho a la vicuñita. Le pusieron de nombre Miski, y la adornaron con unas cintas de colores en sus orejitas.
Miski parecía muy contenta. Le gustaba comer el pasto fresco que crecía cerca de la casa. Trotaba por el campo y jugaba con sus amigos, Leonardo y Flora.
Pero un día, la vicuñita desapareció. Leonardo y Flora, preocupados miraron en las chacras, pero no la encontraron.
Entonces salieron al campo a buscarla.
Caminaron hasta Pampa Galeras. Y allá, a lo lejos, vieron una manada de vicuñas.
-¡Mira! –exclamó Flora-, ¡ Allá está Miski, con sus cintas de colores en las orejitas ¡
Los dos regresaron a su casa contentos. Ellos sabían que las vicuñitas necesitaban vivir libres en el campo.
Además, Miski había encontrado a su mamá y a sus hermanos.
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