Era una tarde cualquiera de esos días de siembra allá en los andes , los chicuacos salen muy temprano a buscar comida, las parejitas de los Chihuacos machos acompañan hasta el medio camino a los chicuacos machos, ellos supuestamente se van a trabajar, a que no saben cuál es su trabajo, pues les diré su trabajo de los chicuacos es remover el excremento de los animales especialmente el de las vacas, ese es su “trabajo” de los chicuacos, pero ustedes se preguntaran que es lo que hacen las hembras mientras los chicuacos machos trabajan en la chacra, pues ella se dedican a llevar la comida (merienda), para los chicuacos machos trabajadores , peor deben tener cuenta que esas aves no son cochinas porque allá en los andes los animales se alimentan solamente de pasto natural por lo que su excremento no puede ser algo cochino.
Las hembras de los chicuacos como de costumbre habían ido temprano a llevar a la merienda a los trabajadores chicuacos, peor baya sorpresa los chicuacos machos no estaban allí, la chicuacas hembras desesperadas cada quien buscando a su pareja llamando con su peculiar trineo, peor ninguno de ellos contestaba las hembras de la habían pasado buscándolos toda la tarde creían que unos cholos allí les habían cogido a todos y que ahora quedarían solteras, todas muy tristes regresan a casa, pero baya sorpresa allí estaban todos los chicuacos machos las hembras se pusieron tan contentas, esa tarde fue la más alegre y prepararon la comida preferida de todos los chicuacos –tallarines de lombrices de tierra con pasas de acatanca (escarabajos, y una deliciosa ensalada de ichu verde (paja verde). Cantaron los mejores cantores hermosos canciones, todo era jarana par los chicuacos que terminaba la época de siembra. Fue una tarde alegre y feliz
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