EL ÚLTIMO DESEO DE QORY OQLLO, ESPOSA Y HERMANA DE MANKO
INKA
Cuando el inka Manko II fue liberado del control de los
castellanos en el burgo del Cusco se encaminó, de inmediato, hacia Chinchero,
seguido por su hermana y esposa Qory Oqllo. Había empezado la rebelión contra
los españoles incendiando Chinchero que se había convertido en un feudo castellano,
luego se dirigió hacia Yucay y Ollantaytambo. Hernando Pizarro, sin pérdida
de tiempo, envió un destacamento para
capturarlo pero las huestes españolas fueron derrotadas por el rebelde en el
hermoso valle de Yucay.
Manko inka, en el año de 1537, llamó al pueblo para que se
una a la lucha por la reconquista del imperio del Tawantinsuyo. A las pocas
semanas llegaron de los 4 suyos, grandes cantidades de soldados
principalmente del Antisuyo, provisto de
flechas y arcos y vestidos a la usanza de la selva.
Cuando los castellanos llegaron al Tawantinsuyo, los
tawantinsuyanos imaginaron que eran dioses que venían a salvar al imperio de la
guerra fratricida que se había desatado entre Waskar y Atawallpa; sin embargo,
después que Atawallpa fuera asesinado por los iberos, se dieron cuenta que no
eran dioses sino invasores. Cuando vieron a éstos por primera vez creyeron
que eran dioses porque estaban vestidos
con armaduras de hiero, y cada uno de ellos portaba un escudo y una espada.
Cabalgaban sobre un animal desconocido que mordía fierro _brinda_ y botaba chispas al chocar
sus herrajes con el empedrado del piso.
Pensaron además que el caballo y
el hombre formaban un solo ser; entonces corrieron a prosternarse frente a
ellos y ofrecerles oro en polvo en bateas, creyendo que los caballos se
alimentaban de este metal precioso.
Cuando Manko Inka atacó a los españoles con más de
200,000 soldados, los españoles desesperados se refugiaron en la urbe
del Cusco, armaron barricadas con piedras y palos pero los tawantinsuyanos
comenzaron a incendiar algunas partes de la ciudad imperial.
¿Y cómo eran las armas de unos y otros? Los españoles les
tenían arcabuces, pequeñas armas de fuego personales que cargadas de pólvora
disparaban proyectiles mortales que eran una mescla de piedras y fierros
produciendo espantosos ruidos. Mientras que los inkas tenían hondas que
disparaban pequeñas piedras. El castellano tenia una espada de acero; el inka
una porra de palo con un casco metálico y su cuerpo con una coraza también metálica;
el andino tenia como casco y coraza palos forrados con cueros. El español se desplazaba de un lugar a otro a
trote, montando sobre un caballo, atropellando a todo adversario, el peruano
luchaba a pie. Por último los peninsulares tenían como aliados a mucha gente
del mismo Perú que se pasó a sus huestes; además tenían unos galgos carnívoros
que atacaban a la gente.
España, tenía una experiencia guerrera de dos mil años, con
guerras libradas en Europa y Asia. Recientemente se había liberado del dominio
de los árabes después de 8 siglos de opresión. Por consiguiente su capacidad de
guerrear y matar era inmensamente superior a la de los tawantinsuyanos que eran
un pueblo con una cultura de vida y no de muerte.
Por consiguiente; el Tawantinsuyano se encontraba en la
etapa prehistórica, mientras que España en la etapa histórica que conocía la pólvora,
escritura y brújula.
‘’Los castellanos, que estaban cercados por los
tawantinsuyanos en la ciudad del Cusco, sabían que iban a morir por falta de
alimentos. La única posibilidad que les
quedaba para defenderse y así todavía prolongar sus vidas era tomar el Apu
–cerro sagrado_ saqsaywamàn, que por su ubicación en la parte alta y
nororiental de la ciudad desde un punto de vista militar era un lugar
estratégico, al punto que los españoles lo llamaron fortaleza de saqsaywamàn’’.
En tiempo de los inkas, como costumbre _en vez de sacrificar
ejércitos _podían retarse dos contrincantes escogidos por ambos bandos.
‘’En ese trance, Francisco
Chilche, jefe del ejercito Kañari
al servicio de los españoles, pidió permiso a sus nuevos amos para aceptar el
reto y salió con sus armas a enfrentar al capitán cusqueño. Se produjo el
espectacular y singular duelo. De acuerdo con voluntad de los dioses del
Tawantinsuyo debía salir vencedor el hijo del Sol, así ocurría desde hacia
siglos, pero para asombro de todos, salió vencedor el Kañari; este hecho desmoralizó
a los cusqueños y fue tomado como grave augurio, su creencia fue que el dios
Pachakamaq y el Sol habían abandonado a sus hijos. Francisco Chilche, en
recompensa, recibió en propiedad las fértiles tierras de Yukay’’.
Después de este incidente negativo para los inkas, los españoles
deciden asaltar Saqsaywamàn que estaba ocupado por los partidarios de Manko II.
Los castellanos estaban dirigidos por Juan Pizarro quien muere en el asalto. Un
hombre que se distingue, en las filas del inka fue Kawide quien, para no ser
atrapado por el enemigo, se lanzó de una de las torres más altas muriendo
destrozado. Además en esta batalla sucumben 3,000 tawantinsuyanos.
‘’Después de este fracaso
Manko II se retira del Cusco, pero extiende la rebelión por todo el
territorio tawantinsuyano, combatió en más
de 100 batallas, junto con su esposa y hermana Qory Oqllo, saboreando el
triunfo en muchas de ellas como en Parcos, Jauja, Waytarà, cerca a Lima, pero
sin olvidar el dolor de la derrota pasada. En estas batallas Manko comienza a
usar el casco, la coraza y espada, y se desplaza montado un brioso caballo.
Todo ello arrebatado a los españoles en los campos de batalla. Aprendió
rápidamente la experiencia guerrera de
2,000 años de los europeos y asiáticos.
Sin embargo él prefería matar un caballo antes que matar a 10 españoles’’.
Qory Oqllo conoció muy bien a su cuñado y hermano Paullo
Inka hijo de su suegro Wayna Kapaq que se había declarado enemigo de su hermano
Manko Inka. Ella se informó que el conquistador Francisco de Chávez, practicaba
la táctica de la tierra arrasada, superando todos los métodos de terror conocidos hasta entonces. Entre julio y setiembre de
1539 aquel genocida destruyó cuanto encontró. Incendios, saqueos, asesinatos y
violaciones fueron su huella. Se enseñaba con niños y mujeres y se cuentan que
hacían cantar su ‘’ilustre nombre’’ antes de ahorcar o quemar a sus enemigos.
Tenia el orgullo de haber matado a todos los menores de tres años. En cierta
ocasión, de golpe, exterminò a seiscientos
niños indígenas.’’
‘’Tan cerval era el odio que sentían los españoles contra
Manko II que un día secuestran a su hijo Tito Cusi Yupanqui y a su esposa Qory
Oqllo en la zona de Oronjoy _Vilcabamba_. Pero ¿quién realiza esta acción? Fue nada menos que su
cuñado y hermano Paullo inka; este
Ollantaytambo se había convertido en el cuartel general de
Manko Inka justamente por eso: estaba exornado con cientos de caballos
disecados y doscientos calaveras de españoles colgados de las barbas.
‘’Para los hispanos Qory Oqllo era una pieza clave y
valiosa. Ellos sabían cuánto la amaba el gran rebelde. De allí que se la guardó en rehenes para imponer a Manko una
rendición, doblegándole por el lado de sus sentimientos. Difíciles
momentos los que debió pasar Manko, cuando los españoles le ofrecían la vida de
su mujer y de sus hijos, a cambio de que él se rinda y entregue. Tremenda y
violenta lucha intima entre el deber y sus afectos; pero Manko, inclinándose al
llamado de su pueblo, escogió el camino más difícil: el deber, en la seguridad
de que ella compartiría esta dura decisión. Así fue, Qory Oqllo comprendía
cabalmente la magnitud del gesto. Aceptó
valerosa y serenamente su sacrificio’’.
El famoso Ollantaytambo, convertido en fortaleza, fue
escenario de uno de los numerosos triunfos alcanzados por Manko II sobre las
huestes españolas, quien se apoderó de la
fortaleza con más de 100,000 soldados principalmente antisuyanos.
Mientras que los españoles bajo la conducción de Hernando Pizarro, el jefe más
experimentado de la guerra, marcharon con 60 jinetes y el apoyo de treinta mil
hombres.
‘’En aquel ciclópeo escenario se atrincheró la infantería de
Manko II luego comenzó a disparar miles de flechas contra los españoles. Desde
la altura del cerro Pinkulluna soltaron miles de galgas que hicieron retroceder
a los centauros españoles, finalmente los tawantinsuyanos vencieron a los
castellanos cuando éstos intentaban capturar a Manko Inka en la plaza de
Ollantaytambo. Después los andinos bajan como tempestades de la fortaleza de Ollantaytambo y cerros aledaños
para contrarrestar a los invasores trabándose
en un feroz combate en la plaza y calles de Ollantaytambo y zonas
aledañas. Manko Inka dirige la batalla montado en un caballo que había
despojado a los españoles. Los tawantinsuyanos disparan los proyectiles con sus hondas a las cabezas
de los caballos y a de los invasores.
Una parte de los autóctonos se adentró
hacia la zona de Pachar para sembrar gran cantidad de espinas en el camino y
también desviar el rio Vilcanota con la finalidad de hacer imposible el retiro
del ejercito castellano. Hernando Pizarro no pudo soportar la carga de los
andinos, entonces retrocede; pero, en el camino encuentra gran cantidad de obstáculos: piedras y espinas. A la
retaguardia de los españoles, montando su caballo, iba Alfonso de Meza
conteniendo la arremetida de los inkas. Los españoles, desesperados por fin
llegan al rio Vilcanota y lo cruzan en la zona de Pachar, se internan en la
quebrada de aquel lugar para luego dirigirse a Maras. Sólo así lograron su salvación’’.
‘’El asesinato de Qory Oqllo se tramó con pasmosa sangre
fría, bajo la responsabilidad de Francisco Pizarro en complicidad con su
hermano Gonzalo. Pero antes de matarla, en el camino de Orongoy a
Ollantaytambo, la soldadesca española ebria de violencia intentó violarla, ella
defendió su honor embadurnándose el cuerpo con excremento humano de modo que
los españoles sintieran asco al acercársele. Sin embargo parece que en forma
brutal, ayudados por los esbirros,
consiguieron su propósito el joven Gonzalo Pizarro y Antonio Picado’’.
‘’Antes de que la maten Qory Oqllo, repartió sus joyas y rogó
a los suyos que, apenas la hubiesen matado los españoles, echasen las reliquias
de su cuerpo en un serón rio debajo de Yukay’’.
‘’Francisco Pizarro dio orden para que los Kañaris eliminen
a Qory Oqllo. Efectivamente éstos en primer lugar varearon a la mujer y luego
la flecharon en la plaza de Yukay’’.
Mientras tanto su marido el inka Manko II seguía combatiendo
contra los españoles en la abrupta zona de Vilcabamba.
‘’Así acabó una heroína ignorada, mártir de la estirpe
inmortal de los inkas’’.
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