domingo, 1 de julio de 2012


EL CACIQUE ANKAS Y SUS TRES ENGREÍDAS HIJAS















Por las alturas de Kalka vivía un cacique muy soberbio, llamado Ankas. Él, para su comodidad, hizo construir una hermosa  ciudadela de piedras ovaladas, con palos gruesos y techo  de ichu. Este burgo estaba circulando por qolqas (almacenes),  arboledas de chachacomo, keuña, kiswar. Dentro del palacio había jardines de flores de kantura, achankaray, phalchas, nujchu y otras especies.
Ankas contrajo nupcias con una bellísima mujer llamada Marka, ella descendía del cacicazgo de Pokes. Durante el matrimonio, la bella Marka le dio a Ankas tres hermosísimas hijas llamadas: Urpi (Paloma), Chaiña (avecilla de quebrada) y Ajchi (avecilla de las alturas).
Muy pronto estas doncellas llegaron a la edad de connubio; pero como su padre era por demás ufano, orgulloso y pretencioso, les prohibió que platiquen con la gente del pueblo. Las intenciones de Ankas eran que sus hijas contraigan nupcias con vástagos de otro cacicazgo y, de esta manera, extender sus dominios. Pero,, al cacique le atormentaba la idea de no tener un hijo que pudiera heredar el gobierno de su cacicazgo.
En cierta ocasión, se presentaron en el palacio de Ankas tres guapos jóvenes, humildemente ataviados, a la usanza de sus ayllus. Su pobreza decepcionó al cacique Ankas, quien trató muy  mal a los que venían a pretender a sus hijas, y les dijo, mirándoles  con un  semblante déspota y orgulloso:
_Jóvenes _¿Quieren ser mis yernos?
_Si, gran señor _respondieron los pretendientes.
_Señores, para que sean mis yernos, en primer lugar cada uno de ustedes, como prueba de amor a mis hijas, tienen que traer, como homenaje, una cabeza de amaru (serpiente gigante), una cabeza de puma y una cabeza de cóndor.
La proposición de Ankas era imposible de cumplir, puesto que los pretendientes consideraban al puma, al cóndor y a la serpiente deidades de sus ayllus, sin embargo tanto era el amor que sentían por la hijas del cacique Ankas que, aunque la furia de los dioses los acosaran, determinaron marchar por diferentes rumbos en busca de las  cabezas de las deidades andinas.
Wayna (joven) llegó a la cima de la montaña más alta de la zona, cargado de herramientas, cama y alimentos. Después de descansar un largo rato, comenzó a cavar con la chaquitaqlla un profundo hoyo. Cuando terminó de cavar, bajó a la quebrada para conseguir palos de keuña y chachacomo y los cargó  hasta la cima de la montaña. Después, nuevamente bajó a la quebrada para conseguir palmas de maguey,  y con la fibra de este vegetal tórsalo  las sogas para tender una trampa. Cuando ya tenía todo listo, coloco los palos en forma horizontal y paralela, luego encimó chamuscas de altura y tierra, dejando una oquedad a la que se introdujo.
Wayna, después que alisto la trampa para el cóndor, partió hacia la quebrada para cazar un venado.
Los padres de Wayna se encontraban preocupados por su desaparición súbita. Ellos, pensando que se había suicidado por el amor de la hija de Ankas, comenzaron a buscarlo, de quebrada en quebrada, guiados por sus perros chuscos.
En tanto, una parvada de cóndores volaban en forma concéntrica encima de la trampa que había preparado Wayna, él estaba a la expectativa. Las aves querían posarse encima de la  galería para disfrutar de la carne que Wayna les había puesto como cebo. Hasta que una de las aves se posó; seguidamente la imitaron el resto de las gigantescas aves. A continuación comenzaron a disfrutar de la carne del venado que jalaban con sus picos robustos y curvos, mientras que la mano de Wayna ataba a con una soga de maguey las patas gruesas del cóndor a los palos transversales, exprofesamente preparados.
Las aves, después de rellenar sus buches, emprendieron vuelo, pero el cóndor jefe de las aves no pudo despegar y desesperadamente pugnaba por librarse de las amarras. Era tarde. Los cóndores seguían dando vueltas y vueltas entorno a la fosa. Wayna comprendió que si salía al exterior seria atacado por las aves.Asi que debió pasar varios días dentro de la fosa, hasta que se retiró la parvada de cóndores. Wayna comprendió que el gigante ave macho agonizaba de hambre y recién se atrevió a cortarle el cuello.
Malqo (pichon), llegó después de varios días de caminata desafiando a caudalosos y tenebrosos ríos, a animales salvajes y a la espesa jungla. ÈL, después de descansar encima de un árbol, por fin decidió ir a buscar al amaru (serpiente deidad de la selva). Malqo estaba convencido que en cualquier momento seria atacado por los animales salvajes de la selva y seria devorado; sin embargo, el amor por la hija del cacique Ankas tenía fuerzas; asi que emprendió  el recorrido de las profundidades de la selva en busca de una boa (amaru). Èl tenía la intención de encontrarla durmiendo, para poder cortarle la cabeza.
Después de mucho buscar, sin hallar su presa, Malqo perdió la fe; completamente abatido, sin moral, se  sentó  encima de un gran tronco lleno de musgos. Ahí se puso a llorar por el corazón de la mujer, ya no quería retornar a su ayllu; peor, ante el cacique Ankas. De pronto sus posaderas percibieron unos latidos que movían su cuerpo. Malqo se puso de pie, abrió sus ojos y palpó el tronco, dándose cuenta que era una gigantesca boa, de más de veinte metros de largo, que dormía en el corazón de la selva.
El enamorado Malqo, tomó mucho valor y coraje y luego comenzó a buscar el corazón de la bestia dormida. Después que lo ubicó, se posesiono y sacó un filudo cuchillo de su cinto; y lo clavó,  con fuerza sobrehumana, en el centro del órgano vital. La boa reacciono abruptamente, saltando y luego cayó pesadamente, aplastando y destrozando toda la vegetación circundante, Después de realizar muchos quiebros y requiebros, agonizando y tiritando. Malqo asombrado miraba, desde lejos, las contorsiones que hacia el gigante amaru. El cazador permaneció varios días aguardando a que muera, para, después, cortarle la gran cabeza al dios selvático.
El tercer pretendiente, llamado Machu (viejo), después que se retiró del palacio  de Ankas, se enrumbó a su ayllu, donde era la máxima autoridad, con la idea de organizar a su comunidad para cazar al puma
Cierto día _ después de muchas lunas de desaparición_ por fin regresaron los tres pretendientes al palacio del soberano Ankas, portando las cabezas del amaru, cóndor y puma. Él  soberano Ankas ya no tenia justificación ni tampoco escapatoria, pues él les había prometido sus hijas a los que trajeran las cabezas de las deidades andinas. Ankas, a pesar suyo, llamó a sus tres hijas para entregarles a los pretendientes, pero cuando ellas vieron a los aspirantes se morfaron porque estaban vestidos con atuendos destrozados, resultado de la caza de los tres animales sagrados.
Los tres jóvenes sufrieron un terrible desencanto, porque fueron rechazados de inmediato. En el  semblante de cada pretendiente se dibujo un abatimiento inaudito ya que toda la ilusión de juntarse a las beldades andinas se había desbarrancado en un santiamén. El encendido amor que tenían hacia las doncellas era imposible de apagar porque las figuras de ellas habían penetrado hasta las células profundas de cada corazón amante. Ellos _pese a tener tanto coraje y valor_ se pusieron a llorar; luego se arrodillaron delante de las tres beldades solicitando su amor; pero ellas reaccionaron riéndose  de la pusilanimidad de los jóvenes.
Después de un tiempo, los jóvenes se volvieron locos, Recorrían las regiones de aldea en aldea completamente escuálidos y sucios. Sus padres lloraban a mares, maldiciendo a las tres mujeres y al soberano Ankas.
No pasó mucho tiempo, cuando al palacio de Ankas llegaron tres apuestos jóvenes, portando hermosos presentes de sus zonas de origen para obsequiar a las hijas de Ankas, Después de las actividades protocolares, Ankas y su señora, Marka, sin vacilación aceptaron el pedido de los tres pretendientes, otorgándoles la mano de sus bellísimas hijas. Ankas estaba feliz porque sus yernos procedían de los cacicazgos  de Qosqo y estaba seguro que pronto tendría relaciones directas con el soberano del imperio del Tawantinsuyo.
Después de las pomposas nupcias, las tres señoras aparecieron en estado; Ankas y Marka saltaron de alegría y llamaron a las comadronas y brujos de la zona para que atendieran  a las tres mujeres en sus alumbramientos.
Una noche de lluvia y relámpago, las esposas de los hijos del cacique de Qosqo, comenzaron a sentir fuertes dolores de parto y pasaron las noches gritando de dolor porque no podían alumbrar a sus bebes. Ankas se vio obligado a solicitar, por intermedio de chaskis (correos), a sus consuegros del lejano Qosqo para que envíen a comadronas y brujos. Efectivamente, pronto llegaron. Las mujeres se pasaban noches enteras sin dormir, acosadas por el dolor partal. Los brujos hacían toda clase de artimañas para ayudar a las señoras a que alumbren; los sacerdotes ofrecieron hasta sacrificios humanos a las deidades para que se compadezcan de las hijas de Ankas.
Después de un mes de dolores de parto, por fin alumbraron las tres mujeres, pero ¿cómo eran los descendientes de las señoras? Pues los niños tenían semblantes de humanos pero sus cuerpos eran de serpiente, puma y cóndor. El rey Ankas al observar a sus nietos casi se mueren de infarto, igualmente que los progenitores de los niños y ¿qué hizo el poderoso Ankas? Obligó bajo juramento a los sacerdotes, brujos y comadronas para que guarden en secreto este  acontecimiento inesperado; seguidamente ordenó a sus yernos que llevaran a los recién nacidos, a lugares distantes para aniquilarlos.
El secreto traspasó las paredes del  palacio, todo el mundo decía que el causante de la desgracia de Urpi, Chaiña y Ajchi era Ankas porque no supo educarlas, inculcándoles modestia y humildad y también que era el castigo de los dioses.
Cuando asesinaron a los niños, de su sangre inocente, nacieron tres hermosas  lagunas llamadas. Pumaqocha (laguna del puma), Kunturqocha (laguna del cóndor) y Amaruqocha  8laguna de serpiente) cuyas aguas hoy día riegan tres hermosas cuencas del Ande.
Ankas, (fue en quechua, significa gallinazo), también se convirtió en ave. Ahora se alimenta de carroña y despojos de los animales muertos. Hoy aún existe la zona de Ankasmarka, que está ubicada en las alturas del pueblo de Kalka (Ankas está unido a Marka, su esposa). 

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