EL CACIQUE ANKAS Y
SUS TRES ENGREÍDAS HIJAS
Por las alturas de Kalka vivía un
cacique muy soberbio, llamado Ankas. Él, para su comodidad, hizo construir una
hermosa ciudadela de piedras ovaladas,
con palos gruesos y techo de ichu. Este
burgo estaba circulando por qolqas (almacenes),
arboledas de chachacomo, keuña, kiswar. Dentro del palacio había jardines
de flores de kantura, achankaray, phalchas, nujchu y otras especies.
Ankas contrajo nupcias con una
bellísima mujer llamada Marka, ella descendía del cacicazgo de Pokes. Durante
el matrimonio, la bella Marka le dio a Ankas tres hermosísimas hijas llamadas:
Urpi (Paloma), Chaiña (avecilla de quebrada) y Ajchi (avecilla de las alturas).
Muy pronto estas doncellas
llegaron a la edad de connubio; pero como su padre era por demás ufano,
orgulloso y pretencioso, les prohibió que platiquen con la gente del pueblo.
Las intenciones de Ankas eran que sus hijas contraigan nupcias con vástagos de
otro cacicazgo y, de esta manera, extender sus dominios. Pero,, al cacique le
atormentaba la idea de no tener un hijo que pudiera heredar el gobierno de su
cacicazgo.
En cierta ocasión, se presentaron
en el palacio de Ankas tres guapos jóvenes, humildemente ataviados, a la usanza
de sus ayllus. Su pobreza decepcionó al cacique Ankas, quien trató muy mal a los que venían a pretender a sus hijas,
y les dijo, mirándoles con un semblante déspota y orgulloso:
_Jóvenes _¿Quieren ser mis
yernos?
_Si, gran señor _respondieron los
pretendientes.
_Señores, para que sean mis
yernos, en primer lugar cada uno de ustedes, como prueba de amor a mis hijas,
tienen que traer, como homenaje, una cabeza de amaru (serpiente gigante), una
cabeza de puma y una cabeza de cóndor.
La proposición de Ankas era
imposible de cumplir, puesto que los pretendientes consideraban al puma, al cóndor
y a la serpiente deidades de sus ayllus, sin embargo tanto era el amor que
sentían por la hijas del cacique Ankas que, aunque la furia de los dioses los
acosaran, determinaron marchar por diferentes rumbos en busca de las cabezas de las deidades andinas.
Wayna (joven) llegó a la cima de
la montaña más alta de la zona, cargado de herramientas, cama y alimentos. Después
de descansar un largo rato, comenzó a cavar con la chaquitaqlla un profundo
hoyo. Cuando terminó de cavar, bajó a la quebrada para conseguir palos de keuña
y chachacomo y los cargó hasta la cima
de la montaña. Después, nuevamente bajó a la quebrada para conseguir palmas de
maguey, y con la fibra de este vegetal tórsalo las sogas para tender una trampa. Cuando ya tenía
todo listo, coloco los palos en forma horizontal y paralela, luego encimó
chamuscas de altura y tierra, dejando una oquedad a la que se introdujo.
Wayna, después que alisto la
trampa para el cóndor, partió hacia la quebrada para cazar un venado.
Los padres de Wayna se
encontraban preocupados por su desaparición súbita. Ellos, pensando que se
había suicidado por el amor de la hija de Ankas, comenzaron a buscarlo, de
quebrada en quebrada, guiados por sus perros chuscos.
En tanto, una parvada de cóndores
volaban en forma concéntrica encima de la trampa que había preparado Wayna, él
estaba a la expectativa. Las aves querían posarse encima de la galería para disfrutar de la carne que Wayna
les había puesto como cebo. Hasta que una de las aves se posó; seguidamente la
imitaron el resto de las gigantescas aves. A continuación comenzaron a
disfrutar de la carne del venado que jalaban con sus picos robustos y curvos,
mientras que la mano de Wayna ataba a con una soga de maguey las patas gruesas
del cóndor a los palos transversales, exprofesamente preparados.
Las aves, después de rellenar sus
buches, emprendieron vuelo, pero el cóndor jefe de las aves no pudo despegar y
desesperadamente pugnaba por librarse de las amarras. Era tarde. Los cóndores
seguían dando vueltas y vueltas entorno a la fosa. Wayna comprendió que si
salía al exterior seria atacado por las aves.Asi que debió pasar varios días
dentro de la fosa, hasta que se retiró la parvada de cóndores. Wayna comprendió
que el gigante ave macho agonizaba de hambre y recién se atrevió a cortarle el
cuello.
Malqo (pichon), llegó después de
varios días de caminata desafiando a caudalosos y tenebrosos ríos, a animales
salvajes y a la espesa jungla. ÈL, después de descansar encima de un árbol, por
fin decidió ir a buscar al amaru (serpiente deidad de la selva). Malqo estaba
convencido que en cualquier momento seria atacado por los animales salvajes de
la selva y seria devorado; sin embargo, el amor por la hija del cacique Ankas tenía
fuerzas; asi que emprendió el recorrido
de las profundidades de la selva en busca de una boa (amaru). Èl tenía la
intención de encontrarla durmiendo, para poder cortarle la cabeza.
Después de mucho buscar, sin
hallar su presa, Malqo perdió la fe; completamente abatido, sin moral, se sentó
encima de un gran tronco lleno de musgos. Ahí se puso a llorar por el
corazón de la mujer, ya no quería retornar a su ayllu; peor, ante el cacique
Ankas. De pronto sus posaderas percibieron unos latidos que movían su cuerpo.
Malqo se puso de pie, abrió sus ojos y palpó el tronco, dándose cuenta que era
una gigantesca boa, de más de veinte metros de largo, que dormía en el corazón
de la selva.
El enamorado Malqo, tomó mucho
valor y coraje y luego comenzó a buscar el corazón de la bestia dormida. Después
que lo ubicó, se posesiono y sacó un filudo cuchillo de su cinto; y lo clavó, con fuerza sobrehumana, en el centro del
órgano vital. La boa reacciono abruptamente, saltando y luego cayó pesadamente,
aplastando y destrozando toda la vegetación circundante, Después de realizar
muchos quiebros y requiebros, agonizando y tiritando. Malqo asombrado miraba,
desde lejos, las contorsiones que hacia el gigante amaru. El cazador permaneció
varios días aguardando a que muera, para, después, cortarle la gran cabeza al
dios selvático.
El tercer pretendiente, llamado
Machu (viejo), después que se retiró del palacio de Ankas, se enrumbó a su ayllu, donde era la
máxima autoridad, con la idea de organizar a su comunidad para cazar al puma
Cierto día _ después de muchas
lunas de desaparición_ por fin regresaron los tres pretendientes al palacio del
soberano Ankas, portando las cabezas del amaru, cóndor y puma. Él soberano Ankas ya no tenia justificación ni
tampoco escapatoria, pues él les había prometido sus hijas a los que trajeran
las cabezas de las deidades andinas. Ankas, a pesar suyo, llamó a sus tres
hijas para entregarles a los pretendientes, pero cuando ellas vieron a los
aspirantes se morfaron porque estaban vestidos con atuendos destrozados,
resultado de la caza de los tres animales sagrados.
Los tres jóvenes sufrieron un
terrible desencanto, porque fueron rechazados de inmediato. En el semblante de cada pretendiente se dibujo un
abatimiento inaudito ya que toda la ilusión de juntarse a las beldades andinas
se había desbarrancado en un santiamén. El encendido amor que tenían hacia las
doncellas era imposible de apagar porque las figuras de ellas habían penetrado
hasta las células profundas de cada corazón amante. Ellos _pese a tener tanto
coraje y valor_ se pusieron a llorar; luego se arrodillaron delante de las tres
beldades solicitando su amor; pero ellas reaccionaron riéndose de la pusilanimidad de los jóvenes.
Después de un tiempo, los jóvenes
se volvieron locos, Recorrían las regiones de aldea en aldea completamente
escuálidos y sucios. Sus padres lloraban a mares, maldiciendo a las tres
mujeres y al soberano Ankas.
No pasó mucho tiempo, cuando al
palacio de Ankas llegaron tres apuestos jóvenes, portando hermosos presentes de
sus zonas de origen para obsequiar a las hijas de Ankas, Después de las
actividades protocolares, Ankas y su señora, Marka, sin vacilación aceptaron el
pedido de los tres pretendientes, otorgándoles la mano de sus bellísimas hijas.
Ankas estaba feliz porque sus yernos procedían de los cacicazgos de Qosqo y estaba seguro que pronto tendría
relaciones directas con el soberano del imperio del Tawantinsuyo.
Después de las pomposas nupcias,
las tres señoras aparecieron en estado; Ankas y Marka saltaron de alegría y
llamaron a las comadronas y brujos de la zona para que atendieran a las tres mujeres en sus alumbramientos.
Una noche de lluvia y relámpago,
las esposas de los hijos del cacique de Qosqo, comenzaron a sentir fuertes
dolores de parto y pasaron las noches gritando de dolor porque no podían
alumbrar a sus bebes. Ankas se vio obligado a solicitar, por intermedio de
chaskis (correos), a sus consuegros del lejano Qosqo para que envíen a
comadronas y brujos. Efectivamente, pronto llegaron. Las mujeres se pasaban
noches enteras sin dormir, acosadas por el dolor partal. Los brujos hacían toda
clase de artimañas para ayudar a las señoras a que alumbren; los sacerdotes
ofrecieron hasta sacrificios humanos a las deidades para que se compadezcan de
las hijas de Ankas.
Después de un mes de dolores de
parto, por fin alumbraron las tres mujeres, pero ¿cómo eran los descendientes
de las señoras? Pues los niños tenían semblantes de humanos pero sus cuerpos
eran de serpiente, puma y cóndor. El rey Ankas al observar a sus nietos casi se
mueren de infarto, igualmente que los progenitores de los niños y ¿qué hizo el
poderoso Ankas? Obligó bajo juramento a los sacerdotes, brujos y comadronas
para que guarden en secreto este acontecimiento
inesperado; seguidamente ordenó a sus yernos que llevaran a los recién nacidos,
a lugares distantes para aniquilarlos.
El secreto traspasó las paredes
del palacio, todo el mundo decía que el
causante de la desgracia de Urpi, Chaiña y Ajchi era Ankas porque no supo
educarlas, inculcándoles modestia y humildad y también que era el castigo de
los dioses.
Cuando asesinaron a los niños, de
su sangre inocente, nacieron tres hermosas
lagunas llamadas. Pumaqocha (laguna del puma), Kunturqocha (laguna del cóndor)
y Amaruqocha 8laguna de serpiente) cuyas
aguas hoy día riegan tres hermosas cuencas del Ande.
Ankas, (fue en quechua, significa
gallinazo), también se convirtió en ave. Ahora se alimenta de carroña y
despojos de los animales muertos. Hoy aún existe la zona de Ankasmarka, que está
ubicada en las alturas del pueblo de Kalka (Ankas está unido a Marka, su
esposa).


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