LA VENGANZA DE LOS
DIOSES
Después que el inka Manko Kapaq fundó la ciudad de Qosqo, se
dedicó a conquistar los cacicazgos de
Lares, Pokes y Wallas; pero, estos pobladores no quisieron someterse a la elegida
imperial del inka; entonces _ después de algunos enfrentamientos bélicos_
determinaron abandonar el valle de Qosqo y se retiraron hacia la cuenca del
Wilcamayu. Manko Kapaq aprovechó esta oportunidad para consolidar y fortalecer
su poder ofreciéndoles: tierras y viviendas _dejadas por los Wallas, Pokes y
Lares_ a las tribus de poroy, Pucyura, Tipón, Wambutìo y Waro.
Cuando llegaron los Pokes, Lares y Wallas a la cuenca del
Wilcamayu, encontraron a los señoríos de
Sawasiras, Pitusiras, Lliqllis, Saqllos, Kalka. Los advenedizos, para atacar,
se confederaron, pero encontraron fuerte resistencia; entonces, los Pokes
tuvieron que habitar en las alturas de Lamay, mientras que los Lares, la
espalda del cañón de Waràn (en la ceja de la selva) hoy Valle de Lares, y los
Wallas se internaron en las profundidades de la ceja de la selva de
Paukartambo.
Al morir el inka Manko Kapaq heredó el gobierno su hijo primogénito Sinchi Roqa. Este soberano había asimilado
tanto las experiencias militares de su primogenito; (por eso incluso había escogido
su nombre de Sinchi que significa destacado militar u oficial y Roqa: germen o
alimento).
Cuando el soberano Sinchi Roqa asumió la conducción del
imperio del Qosqo se rodeó de los mejores estrategas militares no solamente de su
gobierno sino también de todo el valle
de Watanay; con quienes planificó expandir sus dominios, principalmente, por el valle del Wilkamayu
puesto que le ofrecía fértiles tierras, agradable clima y un excelente paisaje.
El inka estaba infromado por sus espías, que los señoríos
que habitaban las orillas del Wilkamayu no estaban confederados por problemas
limítrofes de sus tierras; por consiguiente, el soberano tenia una gran ventaja
para vencerlos pese a que el medio geográfico
les era favorecido a los oriundos.
El inka Sinchi Roqa, después de vencer en una batalla
sangrienta a los Sawasiras, Lliqllis, Saqllos y Kalkas, ocupó la zona; luego de festejar el triunfo llegó como
viento a sus oídos que tras de Kalka
estaban asentados los belicosos y
rebeldes Lares, quienes en el Qosqo no quisieron someterse a la elegida imperial del inka
Manko Kapaq. Además para Sinchi Roqa era preocupación porque Lares era un cacicazgo
organizado y militarizado; y un peligro para su imperio..
El inka envió a sus espías con la finalidad de hacer un
estudio pormenorizado de la zona. Mientras que el monarca, 12 después de
enterrar a sus muertos y curar a sus
enfermos, reclutó a los jóvenes de la zona, luego, los entrenó en el arte y
ciencia de la guerra para las futuras acciones punitivas.
En los días siguientes, el inka Sinchi Roqa había sido
informado por sus espías de la situación de los Lares y de los otros señoríos
circunvecinos.
Los Lares, Amparaes, Lakos y Yaveros adoraban a la montaña
Pachakuteq _cumbre más alta entre la
zona de Waràn y Lares_. Ellos tenían tanta fe en esta deidad pues sacrificaban
no solamente sus animales sino hasta seres humanos, por sus milagros.
Por fin, el inka Sinchi Roqa atacó a los Lares por dos
frentes uno, por el cañón de Waràn y otros por la zona de Amparaes. Ellos no
pudieron defenderse por la sorpresa del ataque, entonces los Lares se rindieron
ante la superioridad y táctica del ejercito inka.
Sinchi Roqa, sin perdida de tiempo organizó a los Lares al
estilo inka, también, como una manera de conciliar con el adversario, determinó tomar como
esposa a la hija primogénita del cacique de Lares llamada Rit’i. (Nevada); pero
este hecho inaudito exasperó a Nina padre de Rit’i.
El segundo triunfo del inka Sinchi Roqa le ilusionó con demasía,
pues soñaba con conquistar los cacicazgos de Kanas, Kanchis. Pero el soberano,
en agradecimiento al dios Sol determinó primero hacer construir un templo en la
zona de Lares y en el cañón de Waràn .
Poco a poco, los pobladores de Lares odiaron a Rit’ì porque
ella, en vez de seguir adorando al dios de su padre y de su pueblo, prefirió adorar
a la deidad de su amante Sinchi Roqa.
Nina, ya no pudo soportar tamaña humillación por parte del
inka, puesto que le había arrebatado todo el poder nombrando como gobernador de Lares y cacicazgo adyacentes a
uno de sus hermanos de sangre, además a su amada hija la había convertido en
una de sus concubinas, teniendo una
esposa legitima en la urbe del Qosqo ¿Y qué
hizo Nina padre de Rit’i? Cogió un tumi (cuchillo), se cortó las venas de sus
manos y sus precisa sangre comenzó a perderse dentro de los roquedales, pero
esta sangre se convirtió en aguas hirvientes que brotaron desde dentro de la
tierra _hoy son las aguas termales de Lares, sangre de Nina_. Nina significa
fuego, su sangre tiene relación con las aguas termales de Lares, que visitadas
por propios extraños, y la sangre de Nina sigue curando enfermedades.
Los Yavero, Lares, Lakos y Amparaes fueron obligados por el ejército inka a construir el templo dedicado al dios
Sol; en efecto abrieron la cimentación y también trasladaron material lítico
para la edificación del templo.
Después de un sacrificio trabajo; por fin habían culminado
con la construcción del templo dedicado al dios Sol. Para la inauguración de esta fastuosa obra, el inka determinó
traer del Qosqo a toda su panaka (familia real) y a su esposa.
Rit’i _ al informarse que el inka se aproximaba juntamente
con su legitima esposa y familia por el cañón de Waràn_ no
pudo soportar tamaña humillación;y
_llena de vergüenza e ira_ escaló la montaña Pachakuteq, y se lanzó de ella a
un profundo precipicio. Cuando el cuerpo de Rit’i chocó con la tierra se abrió una pequeña cuenca, de cuyo lugar empezó a manar
agua.
El inka al llegar al templo edificado, solamente encontró gran
cantidad de piedras ovaladas. El templo al dios Sol había desaparecido. Los habitantes
dicen que fue la venganza del dios Pachakuteq, por haber mancillado a Rit’i
pues ella estaba destinada a ser su esposa.
Las Lágrimas de Rit’i,
convertidas en agua hoy riegan las fértiles tierras de Waràn, Arin y Wayoqhari.
El lugar donde se encontró el templo del dios Sol se llama
Kanchakancha, hoy es habitada por una comunidad nativa, que sigue adorando al
dios Pachakuteq.
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