LA ESPOSA DE LA
CULEBRA
Dicen que, en un lejano pueblo
llamado Miqmaq vivía una pareja de esposos muy ricos. Pero, para su mala
suerte, no tenían hijos. La señora llamada Raymunda estaba completamente
desilusionada de la vida por que no tenía
un heredero, aunque iba todos los días a la iglesia: llevando flores y
velas para solicitar a Dios y a la virgen María le concedan un vástago. Su
esposo, muchas veces se había dedicado a
las copas, decepcionado, porque no
tenían un hijo y el problema que le taladraba el cerebro todos los días y
noches era: a quien iban a dejar tanto dinero, tanto ganado, tantos terrenos,
tantas casas, no solamente en el pueblo, sino, también, en la capital de la
provincia.
Esta pareja era por demás ambiciosa, porque seguían acumulando riqueza;
pero, ellos, tampoco, disfrutaban de estas riquezas, pues todo veía como
ganancia.
La señora Raymunda ya tenia
buenos años a cuestas, ya estaba perdiendo las esperanzas de ponerse en estado;
pero un día de esos dejó de bajar su
regla. Ella pensó seguro ya estoy con la menopausia. Este hecho la deprimió
peor. Doña Raymunda envejeció por la preocupación. Sin embargo después de tres
meses engordó, y en el semblante le aparecieron manchas y sintió ciertos
trastornos: como vómitos, asco a ciertos alimentos y antojos. Después de nueve
meses se le vinieron los dolores de parto. Don Sebastián bailo de alegría, pues
trajo de las comunidades lejanas a unas comadronas muy mentadas para que le atendieran
a su esposa en el parto. Después, don Sebastián se fue a beber con sus amigos festejando la venida de su heredero.
La señora Raymunda, después de un
doloroso parto, por fin, alumbró a una criatura, pero la criatura tenia semblante de humano y
cuerpo de culebra. Las parteras después
que bañaron a la criatura le dijeron:
_Señora linda, la criatura tiene
cara de humano pero el cuerpo de serpiente.
Al escuchar el mensaje de la
comadrona ella se desmayó por la impresión, las comadronas la atendieron con
frotaciones y sahumándola con algunas
hiervas. Después de contados minutos se recuperó, y ella misma pidió que le
mostrara a su hijo. Las parteras trajeron a la criatura, ella dijo:
_Tengo una serpiente que es del
valle, por favor entréguenla a ella y que se la lleve a sus tierra para
criarla.
_Esta bien señora _dijeron, pero
una de las parteras habló:
_Señora ¿Qué le decimos a tu
esposo por tu hijo?
_Ah le dirán que ha nacido muerto
y le han sepultado en el cementerio.
_Esta bien señora –dijeron las comadronas.
Don Sebastián, de lleno, se dedicó
a los tragos porque sus ilusiones de tener hijo se habían frustrado por la
‘’muerte’’ de sus hijo.
Después de veinte años,
aproximadamente, desde el corazón de la selva se presentó un hombre de cara
humana y cuerpo de culebra, a unos comerciantes a quienes luego de saludarlos,
les dijo:
_Por favor caballeros ¿De dónde
son?
_Nosotros somos de un pueblo
llamado Miqmaq.
_Por favor díganme: ¿Conocen a la
señora raymunda Ninancuro?
_Si señor _dijo el comerciante_
es la persona mas rica de mi pueblo.
_Señora, yo soy su hijo –hijo el hombre de cara humana y cuerpo de reptil.
_Señora, yo soy su hijo –hijo el hombre de cara humana y cuerpo de reptil.
Los comerciantes, al escuchar la
confesión del hombre de faz humana y cuerpo de sierpe, quedaron a sombrados y
de inmediato imaginaron la fabulosa riqueza de la señora Raymunda.
_Quiero pedirles un favor.
_ ¿Qué favor?
_Díganle a mi madre, que voy a
llegar para el año nuevo, quiero que me haga esperar a una novia, a mis
padrinos y al cura para casarme.
Los comerciantes le relataron que
su padre hacia poco había muerto en la selva _buscò una novia. Pero nadie
aceptaba _por más que le ofrecía toda la fortuna_ como no había novia
finalmente llegó a la casa del zapatero, después, de conversar con doña
Raymunda habló con sus hija.
_Hija linda, tantos años he
trabajado, pero no he tenido la suerte de tener dinero a veces ni para comer,
siempre hemos pasado la pobreza más espantosa. Hija, no quiero faltarte el
respeto, pero quiero decirte una situación algo especial, ojalá aceptes mi
proposición.
_Di padre _ le dijo la bella
muchacha.
_Hija ayer vino a nuestra
pobre zapatería la señora Raymunda, y me
dijo que tiene un hijo en la selva con semblante humano y cuerpo de culebra y
quiere casarse contigo.
_papá, ¿estas hablando la verdad
o mentira?
_Hija, es cierto lo que te estoy
diciendo. Hijita quizás contrayendo las nupcias con el hijo de doña Raymunda
tendríamos un sitio para morir con tranquilidad y también tu madre y tus
hermanos tendrían ya un bocado seguro, porque, yo ya e siento viejo para
arreglar los zapatos hasta mis ojos ya me están fallando.
La hija del zapatero después de
cavilar habló:
_Esta bien padre, me casaré.
Doña Raymunda _ al informarse de
la noticia del zapatero_ comenzó a preparar el matrimonio de sus hijo con
la señorita Lucinda. Ella se fue a la
capital de la provincia a comprar el vestido de novia para su futura nuera,
compró abundante bebida, hizo confeccionar las invitaciones. En la imaginación
de doña Raymunda ésta seria la boda del siglo.
Por fin llegó el día esperado, la
iglesia se llenó no solamente de los habitantes de Miqmaq si no también de los invitados de otros lugares, para esta
fecha la señora había hecho degollar decenas de ganados, chanchos y ovejas,
cientos de gallinas había hecho matar. Había comprado cientos de cajas de
cerveza y vino. De pronto la novia ingresó a la iglesia, en los primeros
asientos del templo, la gente quedó impresionada por la hermosura de Lucinda,
quien era irreconocible por su belleza. Después que llegó al altar mayor del templo, no había cuándo
llegue el novio, los invitados comenzaron a aburrirse El cura y doña Raymunda
no sabían qué hacer para retener en el templo a tantos invitados, todo el mundo
miraba a la puerta de la iglesia.
De pronto se escuchó un ruido:
qasssss, qasssss, la gente vio que por el suelo se arrastraba un ser con
cara humana y cuerpo de culebra. Los
invitados asombrados miraban; el cura de miedo levantó las dos manos de arriba
para abajo:
_ ¡Por favor arrodíllense!
Los invitados estaban tan
sorprendidos que ni siquiera, hicieron caso al cura, sin embargo dijo el
sacerdote dirigiéndose a la serpiente, y haciendo una cruz con la mano derecha:
_¡En nombre del padre, del hijo y
del espíritu santo, si eres diablo, quiero que te retires!
Y, milagrosamente el cuerpo de la
serpiente comenzó a descascararse produciendo un ruido extraño, luego levanto
la cabeza y del cuerpo de serpiente le salieron las dos manos y dos pies y, al
instante, se convirtió en un hermoso joven.
Las muchachas que habían
rechazado las pretensiones de ser esposa del hijo de Raymunda sintieron
terribles celos, puesto que Lucinda y el joven transformado se había convertido
en una pareja menesterosa..
Doña Raymunda recién comprendió
que Dios le había castigado por que había siso muy egoísta con sus fortuna, ahora
recién encontró la tranquilidad para su alma porque la riqueza que había
acumulado toda la vida, también la gente humilde pudo disfrutar

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