LA FIESTA DE
PENTECOSTÈS
Para la fiesta de
Pentecostés, de dónde no llegan los Yukavinos: de Lima, Cusco, Arequipa. Acaso
uno que otro desde el extranjero. Se gasta gran cantidad de dinero, se bebe
abundante cerveza, la sabrosa frutillada, la chicha; se comen ricos potajes
como: Chicharrones, lechones y caldo de gallina; se bailan waynos, salsas,
vals, chichas, al cumbias, al compás de
bandas o tocadiscos; en la casa de los alferados.
En Yukay, en tiempo
de los inkas, se festejaba a Mamasara. La fiesta duraba tres días consecutivos;
el primer día traían los mejores maíces de todo el Valle Sagrado de los Inkas;
el segundo día se los adoraba en la inmensa Plaza del pueblo. El tercer día
después de incinerar el maíz las cenizas eran devueltas a sus zonas de origen y
enterradas, en el corazón de la madre tierra, con respetuosas ceremonias.
La fiesta de Pentecostés
fue traída por los españoles, quizá para reemplazar la fiesta de la Mamasara.
Clavaron las cruces en sagradas apachetas de los inkas.
En Yukay, en la
fiesta de pentecostés se ven siete cruces, cuatro de ellas llamadas: Cañibamba,
Calvario, Cruzmoqo. El último día de esta fiesta, las cruces, con gran
ceremonia y al son de las siete bandas, una por cada cruz, atraviesan el rio
Vilcanota en hombros de los feligreses.
Para recibir estos
cargos, los yukavinos se preparaban con muchos años de anticipación; por eso
quienes asumen este alferado recién se sienten personas con derechos, porque
han cumplido una obligación con la sociedad y la religión, y están autorizados para sentarse en cualquiera de
los cargos a disfrutar de la fiesta.
Desde el primer día,
siete danzarines recorren, al son de la
música, las calles de Yukay, recogiendo las jurkas _colaboración de los
pobladores consistente en cajas de cerveza, comidas y muchos productos-. Las
jurkas son llevadas a la casa de los alferados para que éstos y todos sus
cofrades e invitados disfruten de aquéllas durante los días de fiesta.
Las misas de fiesta
son sumamente pomposas y celebradas en
la bella Catedral del Valle Sagrado de los Inkas, luego de este acto litúrgico
la gente suele encontrarse, al pie de los frondosos pisonaes, en las plazas
contiguas del pueblo para disfrutar de las bebidas y potajes fuera de la casa
de los carguyoqs.
Cierta vez la señora
Margarita no tenia quien le recibiera el cargo de la Cruz de Cañibamba, para el
próximo año. ¿Qué había pasado? La gente no tenia dinero para realizar el cargo
al siguiente año puesto que había sufrido un ``paquetazo’’ (devaluación
monetaria), lanzado por el gobierno contra el pueblo. Esta vez ya no había la
cola de personas dispuestas a recibir el cargo; en consecuencia la señora Margarita, en sus
noches, muy desesperada comenzó a buscar mentalmente al próximo ‘’recibiente’’, pero no había. La misma situación sucedía en el resto de los cargos. Finalmente
la señora Margarita decidió el último día de la fiesta matar uno de de sus
chanchos e invitar a sus amistades más cercanas y de esta manera tentar a una
de ellas.
Allí hizo llover
atenciones al profesor Clèber ¿por qué se había fijado en el profesor Clèber?
Es que ella durante sus elucubraciones había pensado que era imposible que sus
amistades reciban el cargo, pero el profesor se podría recibir por que era un
yerno nuevo en Yukay, además como
maestro tenia un sueldo y de esta manera solventaría el cargo al próximo año. Después
de manducar opíparamente y beber gran cantidad de cerveza, a partir de las tres
de la tarde todas las atenciones eran para el profesor, quien perfectamente se
había dado cuenta de las intenciones de la señora Margarita, sin embargo, él
buscaba un recurso para eludir el costoso compromiso, pero la mujer lo acosó
para que reciba el cargo de Pentecostés.
A las cinco de
la tarde, la gente de Yukay se concentró
en la puesta de la señora Margarita con la finalidad de hacer la despedida a la cruz y luego llevarla a su sitio de
origen. Las bandas de música
interpretaban diferentes melodías, los danzarines seguían bailando los hermosos
waynos del lar.
Pese a que el profesor
Clèber se encontraba borracho, no dejaba de analizar su situación. Decíase:_ si
recibo el cargo ya no podré educar a mis hijos, tendré que enajenar mis
pequeñas cosas, trabajar durante el año para hacer comer y beber a la gente
durante tantos días.
De pronto, las
amistades de doña Margarita comenzaron a ofrecer al profesor ayudarle cuando
reciba el cargo, uno ofreció treinta cajas de cerveza, otro un torete de tres
años y otro una orquesta durante tres días; hasta el más pobre se comprometió
con el almuerzo para el día central. Clèber, con bromas y mil artificios,
seguía eludiendo aceptar el compromiso; él pensaba que eran simplemente
ofrecimientos pero ¿a la hora de los loros? Ñaka.
El resto de las
cruces, de alguna manera, ya tenían sus recibientes menos la de Cañibamba. Por
las calles de Yukay recorrían los
futuros alferados portando las bellas demandas seguidos del mar humano junto a
las diferentes cruces. Finalmente en la casa de la señora Margarita, la gente a
la fuerza intentó entregar la demanda al profesor Clèber, pero él aunque beodo
tuvo el valor de ponerse de pie en medio de la multitud para decir:
-Señora Margarita,
muchos gracias por su invitación, también muchas gracias por su ofrecimiento,
señora linda me va disculpar, yo no soy creyente.
Al escuchar esto la
gente iracunda, antes que concluyera de hablar el profesor, lo sacaron a
empujones de la casa de la carguyoq de la cruz de Cañibamba.
Desde aquella
oportunidad, el profesor Clèber ya no frecuenta a los carguyoqs y, no es bien
visto por el pueblo yucavino.

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