viernes, 15 de junio de 2012



EL REY Y SUS TRES HIJOS
En tiempos pretéritos vivía un rey en el corazón del Ande, quien tenia tres hijos muy esbeltos, dotados de cualidades excepcionales. Pero, este gobernante ya se encontraba en sus últimos años de existencia, y su preocupación era: ¿a cuál de sus hijos nombraría como sucesor suyo?
Por ejemplo Wayra (viento), era un talentoso músico, creador de bellísimas melodías que las arrancaba del aire y luego las interpretaba en las grandes festividades del pueblo. Él _además  de cantar y tocar los instrumentos  musicales andinos_ recitaba hermosos poemas de su inspiración.
El segundo de sus hijos Mallki (árbol), era un  excelente   agricultor, parte del palacio de su padre la había convertido en  zona experimental. También había descubierto las leyes del desarrollo de las plantas, hasta había domesticado muchas de ellas. Conocía el ciclo de producción, calculaba con precisión  la cantidad de abono que requerían sus sembríos.
Luyincho (venado), era el último hijo del emperador, quien había nacido con el destino de amansar, domesticar y criar animales no solamente de la zona sino también había adaptado a muchos otros procedentes de la  selva.
Acaso el corazón del Ande, llamado Allpaq kallpan (fuerza de tierra), era una excepción  donde abundaba  los frutos de la tierra para satisfacer a los gobernados
Un amanecer alegre, el monarca _ después de muchos días y noches de reflexión_ llamó a sus tres hijos a quienes les habló de la siguiente manera:
_Hijos míos me quedan pocos años de vida. Debó dejar a uno de ustedes el gobierno de este pueblo. Cada uno de vosotros tiene suficientes meritos, cualidades y virtudes para esa misión. Debo decirles también, que a los tres les quiero mucho, por igual, pero, sólo a uno de ustedes puedo designarle como a mi sucesor. Por tanto, para cumplir de la mejor manera esta delicada responsabilidad, he decidido que antes del nombramiento ustedes visiten a los pueblos vecinos. Al regreso, luego de escuchar el relato sobre vuestro viaje les haré conocer quien es le elegido.
-Esta bien padre _dijeron a voz unísona  los tres hermanos.
Después de esta conversación, el rey de Allpaq kallpan invitó a sus hijos a sentarse alrededor de un Pachamanka (banquete andino, compuesto por diversas carnes, papa, camote, oca, choclos y otros, los cuales son cocinados en un horno bajo tierra). Después de manducar opíparamente  bebieron algunos vasos de chicha. Luego del banquete, cada uno de los hijos del rey se retiró a sus habitaciones a prepararse para el viaje.
Al día siguiente, el pueblo de Allpaq kallpan, se reunió en la plaza para despedir a los príncipes viajeros. El padre, fuera de alimentos, les entregó, para que se defiendan con ellos, un cuchillo y una honda. También les dio una porción de coca,  con la cual disiparían su hambre si es que en el camino no encontraran alimentos.
Luyicho partió al este, hacia la selva; Mallki al oeste, hacia el mar y Wayra al sur, hacia el altiplano.
El emperador, casi inmediatamente después que sus hijos partieron, comenzó a extrañarlos, puesto que nunca se había separado  de ellos. En consecuencia la preocupación por esta ausencia lo mataba, por un lado, pensaba qué  estaría ocurriendo con sus queridos descendientes; pero, por otro lado, imaginaba mil cosas  acerca del futuro gobernante de su padre.
Después de muchas lunas, por fin, los príncipes volvieron al palacio del rey. Fueron recibidos por el pueblo con grandes homenajes puesto que se habían hecho extrañar. El soberano invitó a sus hijos a platicar en su palacio. Después que todos estuvieron acomodados en sendos asientos, dijo el rey:
_Hijos míos llegó el momento  para que relaten ¿cómo ha sido vuestro viaje y qué lugares han conocido? Luyicho, tú eres último hijo, pero quiero escucharte primero a ti.
_Está bien padre _dijo Luyicho bajando la cerviz ante su autoridad_, y continuó diciendo: padre, después que culminé de subir aquella montaña gigante, divisé una inmensa selva por cuyo corazón caminaban un sin número de ríos y riachuelos que se pierden en lontananza; padre, tuve miedo de bajar, pero tomé valor y luego de descender durante varios días me sumergí en el mar de árboles; pero tan pronto que caminé por estas espesuras fui atacado por un  hombre salvaje, quien comenzó a dispararme con su flecha. No soporte semejante agravio; entonces con la honda que me diste le disparé una piedra, la cual cayó en sus cabeza, justo donde había apuntado. A consecuencia del impacto el hombre murió al instante. Pero después de ese incidente salió a atacarme una horda de mujeres. Ellas eran mujeres del hombre que maté, entonces no tenia otra alternativa que defenderme con el cuchillo que me diste y fue así que con esta arma aniquilé a muchas de ellas.
_¡Basta hijo! _habló el rey y de inmediato pidió a Mallki que sea el segundo que relatara su experiencia.
Mallki, después de acomodarse en el asiento habló: ‘’padre cuando Salí de acá, tramonté muchas montañas, cruce ríos a nado, hasta que llegué a un arenal donde no había  agua. Sin beber agua  solamente chacchando coca, crucé aquellos desiertos hasta llegar a la orilla de una mar gigante, allí encontré un pueblo, pero sus habitantes me atacaron de inmediato, entonces con la honda que me diste, me defendí matando a muchos hombres. Padre, como prueba de la verdad de mi relato quiero entregarte esto’’ dicho esto, sacó de su alforja varias cabezas de los jefes que había matado a hondazos.
_¡Basta! _dijo, nuevamente el rey solicitó  a Wayra para que, esta vez, sea él quien contara su experiencia
‘’Padre cuando Salí de tu palacio, también yo vencí muchas montañas, pero de pronto se me presentó una meseta que carecía de árboles, en la cual solamente había gran cantidad de ichu. Además en el camino encontré gente menesterosa. Estas personas con mi presencia se exasperaron, comenzaron a atacarme; entonces les pedí, con suplicas, que antes de violentarnos, conversáramos; felizmente me comprendieron. Al final regalé la carne que llevé a los niños, el maíz a las mujeres y  la coca a los varones. Mi honda la regalé al jefe de esta tribu para que con ella cacen animales salvajes, con cuya carne puedan alimentarse y el cuchillo lo regalé a  una mujer para que lo usen en los quehaceres domésticos’’.
_¡Basta hijo! _Dijo una vez más el anciano rey y mirando  profundamente a sus hijos, continuó hablando con voz solemne.
_¡Ya no quiero escuchar más relatos! Hijos Luyicho y Mallki, desde este momento mi sucesor será vuestro hermano Wayra. Él será quien gobernará al pueblo de Allpaq kallpan en nombre de los Apus (dioses) y también a nombre mío.
Dicho esto el rey abrazó a su sucesor y así quedó ungido el nuevo gobernante de Allpaq kallpan.

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