Manko Kapaq y Mama Oqllo llegaron al valle del Cusco completamente agotados de cansancio tras haber caminado muchos días, pues venían desde el legendario lago Titikaka. Estaban elegantemente vestidos y él portaba la barreta de oro que iba probando en muchos lugares, hasta que al fin se hundió en el cerro Wanakaure. Allí estableció su primer campamento que fue rodeado inmediatamente por los Pokes, Lares y Wallas, que poblaban el ubérrimo valle del Cusco dedicados a la agricultura y ganadería.Los recién llegados ocuparon una hermosa y fértil tierra muy cerca de un manante, que pertenecía a los Pokes y, cumpliendo las órdenes del dios Sol, fundaron la ciudad del Cusco, lo que exasperó el ánimo de la población que vivía en ese lugar.
Los Pokes no enfrentaron a los advenedizos, porque estaban hartos de los continuos enfrentamientos y hechos de sangre que habían tenido con sus vecinos, los Wallas y los Lares, por problemas de tierras y poder. Por esta razón, los principales ayllos Pokes: los Wama,Chumpi, Saywa, Warqui, prefirieron retirarse pacíficamente de las tierras que habían ocupado los inkas. Estas personas como recuerdo del lugar donde habían vivido, se llevaron una planta llamada ullpu, que es una variedad de helecho comestible que hoy solamente existe en las alturas de Lamay, provincia de Kalka. Hacia allí se dirigieron, repartiéndose las tierras que encontraron. Todo se hizo de acuerdo entre los ayllos Pokes, que además juraron nunca guerrear entre ellos y ayudarse mutuamente. Para diferenciarse y evitar problemas, acordaron vestirse de forma distinta y tener diferentes dioses protectores. Para la gran población Poke fue designado el Apu Cóndor; para los Wama fue escogido Wamancha (el cernícalo); para los Chumpi fue elegido el Killinchu (águila); Para los Sayhua se acordó que fuera el alkamaru (águila de plumas negras y blancas); Para los Warqui se asignó el arariwa (avecilla protectora de las cosechas). También convinieron en que, anualmente se reunirían todos los ayllus para recordar su historia y homenajear a los fundadores que la hicieron posible. En esta conmemoración comerían el ullpu y luego bailarían sus propias danzas al son de la lewita y la sayampa, los tradicionales instrumentos musicales de estos pueblos.
En tanto, en la mira de los fundadores del Cusco se puso como objetivo el someter a los Lares y a los Wallas para despojarlos de sus tierras.
El fundador del Cusco, después de vencer psicológicamente a los Pokes, se dedicó a ganarse la adhesión de las muchas personas que vivían en forma libre, sin aceptar ningún gobierno, en las orillas del rio Tullumayu y Watanay. Con este propósito el inka los trataba con mucha consideración y afectó, regalándoles ropas y alimentos, pronto los súbditos del inka empezaron a incrementarse. Sin embargo esto no preocupó a los Wallas ni a los Lares.
Cuando Manko Kapaq tuvo el número de hombres necesario, formó un ejército bien armado y entrenado. Luego invitó a los Wallas y a los Lares a integrarse a su organización, pero recibió categóricas negativas, en especial de los Lares.
Antiguamente los Pokes, Lares y Wallas habían vivido en un clima de unidad y fraternidad formando una confederación, pero ésta se rompió por acción de los Lares que invadieron muchas de las parcelas más fértiles de los Pokes, esto originó continuos enfrentamientos, odios y venganzas entre ellos. Pero ahora, después de lo que había pasado con los Pokes, los Lares y los Wallas, no tuvieron más remedio que unirse para luchar contra los advenedizos Manko Kapaq y Mama Oqllo.
Pronto los inkas conocerían la respuesta a su demanda. Cuando sus emisarios volvieron a exigir a los Lares y Wallas que se incorporan a los inkas, recibieron como respuesta una lluvia de piedras. Entonces avanzaron las fuerzas de los inkas, pero pronto fueron cercados por los Lares y Wallas y se produjo una gran batalla. En el combate, Mama Oqllo demostró que era una gran guerrera distinguiéndose por su valentía y crueldad, pues se abalanzaba sobre los heridos y los remataba a cuchillo, extirpándoles el corazón; y luego abría sus vientres y sacándoles las tripas se las envolvía en el cuerpo. Con la sangre de los caídos se untaba la cara y las manos y así se abalanzaba sobre sus adversarios, quienes sentían un gran miedo al verla de esta forma.
El enfrentamiento duro varios días. Mama Oqllo bebía chicha en los cráneos de los vencidos para demostrar a sus adversarios lo que les pasaría si no se rendían .. También hizo decapitar a los vencidos y ordenó que sus cabezas fueran puestas sobre palos y que estos macabros trofeos fueran colocados en sitios muy visibles. Aterrorizados los Lares y los Wallas, abandonaron las tierras. Este triunfo de los inkas alcanzó una gran resonancia en toda la región y, a los pueblos que estaban asentados en otros lugares, les entró una gran preocupación
Para evitar lo que había sucedido con los Wallas y Pokes, los pobladores de Tampu (actual Ollantaytambo) enviaron a los inkas un embajador que levaba un rico presente de maíz. Pero esto resultó muy contraproducente pues, al probar este delicioso maíz, a Manko Kapaq le entró una gran ambición por apoderarse de las tierras donde se producía.
Tras ser vencidos, los Wallas y Lares se dirigieron a la zona de Kallka. Los principlaes Ayllus que formaban estos pueblos: los Sawasiras. Alcawasas, Liqlles, y Lakos, empezaron a discutir entre ellos por la ocupación de las mejores tierras y finalmente, al no poder llegar a un acuerdo, se desató la guerra entre estos grupos. Luego de pelear en forma muy sangrienta, ninguno logró una victoria completa sobre sus oponentes, pero todos quedaron muy maltrechos y debilitados, debiendo abandonar las pampas de Kalka. Los Lliqlles, que eran pocos, ocuparon un rincón del valle. Los Lares siguieron el curso del rio Cochoq hasta hallar un lugar adecuado. Los Wallas ocuparon la zona de Amparaes. Los Lakos se internaron en la selva en busca de algún lugar que fuera bueno para ellos.
El inka Manko Kapaq y su esposa Mama Oqllo en agradecimiento al Sol que los había enviado de lugares tan lejanos para fundar la ciudad del Cusco, decidieron edificar el templo de Koriqancha. Después el inka se construyó una gran residencia en la zona de Kollkampata, al norte del Cusco. Desde allí empezaron a planificar las luchas que desarrollarían contra los aguerridos Maras, los intrépidos Tampus, los osados Maskas y los guerreros Ayarmakas.
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