viernes, 18 de diciembre de 2009

EXTIRPACION DE IDOLATRIAS EN YUKAY


¡DESPUÉS DE LA GUERRA VIENE LA PAZ!

Los íberos por fin habían impuesto sus armas sobre los legendarios y fabulosos inkas, en más de veinticinco años de encarnizada guerra. Juan Villagarcia tenía un pequeño solar en las hermosas y fecundas andenerías de Yukay. Como había cosechado tanto oro y tanta plata durante la guerra ahora le tocaba disfrutar.
Cierta noche el insomnio se apodero de Juan Villagarcia, por consiguiente se le vinieron muchas ideas y pensamientos, recuerdos principalmente de los extramares de España. Pero de pronto escucho algunos ladridos extraños, de los perros de los vecinos y de él mismo. Súbitamente se levanto de su lecho luego agarro su ballesta y dijose:

¿No serán mis enemigos que vienen de noche para asesinarme?
En un santiamén vio imaginariamente los semblantes de los barbados partidarios de Diego de Almagro puesto que él siempre había luchado a favor de Francisco Pizarro y como premio le habían entregado este hermoso solar para que pase sus últimos días de existencia.
Armándose de valor, salio al exterior de la habitación agarrando su ballesta. Luego se ocultó bajo la sombra de un árbol frondoso. Lentamente vio con sus propios ojos que cerro arriba, sigilosamente se desplazaban muchos hombres pero disfrazados de campesinos a García le pico la inquietud y también se disfrazo. Luego comenzó a desplazarse, en la oscuridad de la noche tras los furtivos caminantes nocturnos.
Presto salio la hermosa luna tras de la montaña derramando sus luces blancas por la quebrada. Los caminantes desviaron el camino internándose en la tupida vegetación. Villagarcia tomo el periplo de los caminantes pero con mucha desconfianza, ballesta en mano. Después de caminar un largo trecho por algunos recovecos se parapetaron bajo una gigante roca. Villagarcia ocultose bajo los matorrales. De pronto escucho plegarias en quechua, pero en voz baja. El no comprendía que estaba pasando. En efecto determino aproximarse, reptando por la ribera del camino sin producir ningún tipo de ruido, grande fue su sorpresa toda la gente estaba al interior de una inmensa caverna.
Dentro del grupo de personas había un sacerdote vestido a la usanza de los Willaq Uma (sacerdote inka) quien dirigía la ceremonia. Después que degollaron a una llama, la sangre del auquénido empezaron a ofrecerla, en primer lugar al Inka Wayna Kapaq, después al dios sol, la luna y otras deidades. Después de este acto de la sangre de la llama empezaron a beberla por gotas todos los asistentes.
Juan Villagarcia comprendió perfectamente que los tahuantinsuyanos estaban tributando a su gobernante fallecido, al Inka Wayna Kapaq, además él, por todos los medios intentaba reconocerlos, pero era imposible por el disfraz que utilizaban.
La ceremonia había empezado exactamente a media noche, después de largo tiempo de ceremonia el Inka Wayna Kapaq , la concurrencia se iba retirando por distintos caminos y en grupos de tres personas para no llamar la atención de los españoles. Sin embargo, Juan Villagarcia lo reconoció a uno de los hombres por su forma de caminar, rengueaba en su andar, y habitaba por la zona de Yukay
Al dia siguiente, muy de madrugada, Juan Villagarcía partió hacia la cueva, con la idea que dentro de la caverna encontraría una buena cantidad de oro y plata. El español estaba seguro que el Machay era la sepultura del Inca Wayna Kapaq. En efecto empezó a excavar, pero con un resultado negativo. Solamente encontró el cadáver de un hombre muy bien vestido con mucha ofrendas. Villagarcía lleno de ira se fue a denunciar ante el intendente de Yukay, a la persona que habia visto la noche anterior dentro del manchay, adorando un cadáver.
¿Quién fue Juan Villagarcía? Fue uno de los grandes bandoleros de Madrid (España) quien asaltaba en los caminos a todos los pasajeros, arma en mano, cometiendo muchos asesinatos a sangre fría, quien por estos hechos fue sentenciado a cadena perpetua, y que fue Francisco Pizarro quien lo hizo liberar porque se necesitaba de hombres crueles e inhumanos para la invasión española, y se convirtió en el brazo derecho de Pizarro.
Muy pronto fue capturado el cojo Inquilltupa, quien fue sometido a crueles castigos para que confesara y diera a conocer los nombres de aquella organización clandestina. Tanta fue la tortura que acabo por confesar. ¿Quién estaba a la cabeza de esta organización? ¿ en que lugares estaba constituido esta organización?
Los aborígenes del tawantinsuyo adoraban al Sol, a la Tierra a los ríos a las montañas a sus muertos… pero los peninsulares los impusieron a que adoraran un dios invisible y desconocido, y pese a que les forzaron a creer en estos dioses preferían a sus antiguas deidades.
Cuando toda la cofradía cayó, el intendente juntamente que el cura , obligaron a los seguidores a excavar y quemar los restos del Inka Wayna Kapaq, lo realizaron por que fueron obligados a ello le agregaron una cruz en señal de la cristiandad y triunfo de los hispanos.
Después de este hecho, los aborígenes fueron sentenciados de acuerdo al grado de culpabilidad, la cabeza de esta organización fue sentenciado a pena de muerte, muchos de ellos a trabajos forzados en las minas y los obrajes. El resto de los tawantisuyanos siguieron frecuentando a sus wacas para seguir adorándolos, los hispanos se vieron obligados a construir la iglesia de Yukay y a la gente se les obligo a sepultar a sus muertos dentro de ella.

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