En tiempos pretéritos vivía un
rey en el corazón del Ande, quien tenia tres hijos muy esbeltos, dotados de
cualidades excepcionales. Pero, este gobernante ya se encontraba en sus últimos
años de existencia, y su reocupación era: ¿a cuál de sus hijos nombraría como
sucesor suyo?
Por ejemplo Wayra (viento), era
un talentoso músico, creador de bellísimas melodías que las arrancaba del aire
y luego las interpretaba en las grandes festividades del pueblo. Èl
_ademas de cantar y tocar los
instrumentos musicales andinos_ recitaba
hermosos poemas de su inspiración.
El segundo de sus hijos Mallki
(árbol),era un excelente agricultor, parte del palacio de su padre la
había convertido en zona experimental.
Tambien había descubierto las leyes del desarrollo de las plantas, hasta había
domesticado muchas de ellas. Conocia el ciclo de producción, calculaba con
precisión la cantidad de abono que
requerían sus sembrios.
Luyincho (venado), era el último
hijo del emperador, quien había nacido con el destino de amansar, domesticar y
criar animales no solamente de la zona sino también había adaptado a muchos
otros procedentes de la selva.
Acaso el corazón del Ande,
llamado Allpaq kallpan (fuerza de tierra), era una excepción donde abundaba los frutos de la tierra para satisfacer a los
gobernados
Un amanecer alegre, el monarca _
después de muchos días y noches de reflexión_ llamó a sus tres hijos a quienes
les habló de la siguiente manera:
_Hijos míos me quedan pocos años
de vida. Debo dejar a uno de ustedes el gobierno de este pueblo. Cada uno de
vosotros tiene suficientes méritos, cualidades y virtudes para esa misión. Debo
decirles también, que a los tres les quiero mucho, por igual, pero, sólo a uno
de ustedes puedo designarle como a mi sucesor. Por tanto, para cumplir de la
mejor manera esta delicada responsabilidad, he decidido que antes del
nombramiento ustedes visiten a los pueblos vecinos. Al regreso, luego de
escuchar el relato sobre vuestro viaje les haré conocer quien es le elegido.
-Esta bien padre _dijeron a voz
unisona los tres hermanos.
Después de esta conversación, el
rey de Allpaq kallpan invitó a sus hijos a sentarse alrededor de un Pachamanka
(banquete andino, compuesto por diversas carnes, papa, camote, oca, choclos y
otros, los cuales son cocinados en un horno bajo tierra). Después de anducar opíparamente bebieron algunos vasos de
chicha. Luego del banquete, cada uno de los hijos del rey se retiró a sus
habitaciones a prepararse para el viaje.
Al día siguiente, el pueblo de
Allpaq kallpan, se reunió en la plaza para despedir a los príncipes viajeros.
El padre, fuera de alimentos, les entregó, para que se defiendan con ellos, un cuchillo y una honda. También les dio una porción de coca, con la cual disiparían su hambre si es que en
el camino no encontraran alimentos.
Luyicho partió al este, hacia la
selva; Mallki al oeste, hacia el mar y Wayra al sur, hacia el altiplano.
El emperador, casi inmediatamente
después que sus hijos partieron, comenzó a extrañarlos, puesto que nunca se había
separado de ellos. En consecuencia la
preocupación por esta ausencia lo mataba, por un lado, pensaba qué estaría ocurriendo con sus queridos
descendientes; pero, por otro lado, imaginaba mil cosas acerca del futuro gobernante de su padre.
Después de muchas lunas, por fin,
los príncipes volvieron al palacio del rey. Fueron recibidos por el pueblo con
grandes homenajes puesto que se habían hecho extrañar. El soberano invitó a sus
hijos a platicar en su palacio. Después que todos estuvieron acomodados en sendos asientos, dijo el rey:
_Hijos míos llegó el momento para que relaten ¿cómo ha sido vuestro viaje
y qué lugares han conocido? Luyicho, tu eres último hijo, pero quiero
escucharte primero a ti.
_Está bien padre _dijo Luyicho bajando la cerviz ante su autoridad_, y continuó diciendo: padre, después que culminé de subir aquella montaña gigante, divisó una inmensa selva por cuyo corazón caminaban un sin número de ríos y riachuelos que se pierden en
lontananza; padre, tuve miedo de bajar, pero tomé valor y luego de descender
durante varios días me sumergí en el mar de árboles; pero tan pronto que caminé por estas espesuras fui atacado por un
hombre salvaje, quien comenzó a dispararme con su flecha. No soporte
semejante agravio; entonces con la honda que me diste le disparè una piedra, la
cual cayó en sus cabeza, justo donde había apuntado. A consecuencia del impacto
el hombre murió al instante. Pero después de ese incidente salió a atacarme una
horda de mujeres. Ellas eran mujeres del hombre que maté, entonces no tenia
otra alternativa que defenderme con el cuchillo que me diste y fue así que con
esta arma aniquilé a muchas de ellas.
_¡Basta hijo! _habló el rey y de
inmediato pidió a Mallki que sea el segundo que relatara su experiencia.
Mallki, después de acomodarse en
el asiento habló: ‘’padre cuando Salí de acá, tramonté muchas montañas, cruce
ríos a nado, hasta que llegué a un arenal donde no había agua. Sin beber agua solamente chacchando coca, crucé aquellos
desiertos hasta llegar a la orilla de una mar gigante, allí encontré un pueblo,
pero sus habitantes me atacaron de inmediato, entonces con la honda que me
diste, me defendí matando a muchos hombres. Padre, como prueba de la verdad de
mi relato quiero entregarte esto’’ dicho esto, sacó de su alforja varias
cabezas de los jefes que había matado a hondazos.
_¡Basta! _dijo, nuevamente el rey solicitó a Wayra para que, esta vez, sea el quien contara su experiencia
‘’Padre cuando Salí de tu
palacio, también yo vencí muchas montañas, pero de pronto se me presentó una
meseta que carecía de árboles, en la cual solamente había gran cantidad de
ichu. Ademas en el camino encontré gente menesterosa. Estas personas con mi presencia se exasperaron, comenzaron a atacarme; entonces les pedí, con
suplicas, que antes de violentarnos, conversaremos; felizmente me
comprendieron. Al final regalé la carne que llevé a los niños, el maíz a las
mujeres y la coca a los varones. Mi
honda la regalé al jefe de esta tribu para que con ella cacen animales
salvajes, con cuya carne puedan alimentarse y el cuchillo lo regalé a una mujer para que lo usen en los quehaceres domésticos’’.
_¡Basta hijo! _Dijo una vez más el anciano rey y mirando profundamente a
sus hijos, continuó hablando con voz solemne.
_¡Ya no quiero escuchar más relatos! Hijos Luyicho y Mallki, desde este momento mi sucesor será vuestro
hermano Wayra. Él será quien gobernará al pueblo de Allpaq kallpan en nombre de
los Apus (dioses) y también a nombre mio.
Dicho esto el rey abrazó a su sucesor
y así quedó ungido el nuevo gobernante de Allpaq kallpan.

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