viernes, 16 de octubre de 2015

El Inka







Después que el inka Manko Kapaq fundó la ciudad de Qosqo, se dedicó a conquistar los cacicazgos  de Lares, Pokes y Wallas; pero, estos pobladores no quisieron someterse a la elegida imperial del inka; entonces _ después de algunos enfrentamientos bélicos_ determinaron abandonar el valle de Qosqo y se retiraron hacia la cuenca del Wilcamayu. Manko Kapaq aprovechó esta oportunidad para consolidar y fortalecer su poder ofreciéndoles: tierras y viviendas _dejadas por los Wallas, Pokes y Lares_ a las tribus de poroy, Pucyura, Tipón, Wambutìo y Waro.
Cuando llegaron los Pokes, Lares y Wallas a la cuenca del Wilcamayu, encontraron a los señoríos  de Sawasiras, Pitusiras, Lliqllis, Saqllos, Kalka. Los advenedizos, para atacar, se confederaron, pero encontraron fuerte resistencia; entonces, los Pokes tuvieron que habitar en las alturas de Lamay, mientras que los Lares, la espalda del cañón de Waràn (en la ceja de la selva) hoy Valle de Lares, y los Wallas se internaron en las profundidades de la ceja de la selva de Paukartambo.
Al morir el inka Manko Kapaq heredó el gobierno su hijo primogénito  Sinchi Roqa. Este soberano había asimilado tanto las experiencias militares de su primogenito; (por eso incluso había escogido su nombre de Sinchi que significa destacado militar u oficial y Roqa: germen o alimento).
Cuando el soberano Sinchi Roqa asumió la conducción del imperio del Qosqo se rodeó de los mejores estrategas militares no solamente de su gobierno sino  también de todo el valle de Watanay; con quienes planificó expandir sus dominios,  principalmente, por el valle del Wilkamayu puesto que le ofrecía fértiles tierras, agradable clima y un excelente paisaje.
El inka estaba infromado por sus espías, que los señoríos que habitaban las orillas del Wilkamayu no estaban confederados por problemas limítrofes de sus tierras; por consiguiente, el soberano tenia una gran ventaja para vencerlos pese a que el medio geográfico  les era favorecido a los oriundos.
El inka Sinchi Roqa, después de vencer en una batalla sangrienta a los Sawasiras, Lliqllis, Saqllos y Kalkas, ocupó la zona;  luego de festejar el triunfo llegó como viento a sus oídos que  tras de Kalka estaban asentados los belicosos  y rebeldes Lares, quienes en el Qosqo no quisieron  someterse a la elegida imperial del inka Manko Kapaq. Además para Sinchi Roqa era preocupación porque Lares era un cacicazgo organizado y militarizado; y un peligro para su imperio..
El inka envió a sus espías con la finalidad de hacer un estudio pormenorizado de la zona. Mientras que el monarca, 12 después de enterrar a sus muertos  y curar a sus enfermos, reclutó a los jóvenes de la zona, luego, los entrenó en el arte y ciencia de la guerra para las futuras acciones punitivas.
En los días siguientes, el inka Sinchi Roqa había sido informado por sus espías de la situación de los Lares y de los otros señoríos circunvecinos.
Los Lares, Amparaes, Lakos y Yaveros adoraban a la montaña Pachakuteq  _cumbre más alta entre la zona de Waràn y Lares_. Ellos tenían tanta fe en esta deidad pues sacrificaban no solamente sus animales sino hasta seres humanos, por sus milagros.
Por fin, el inka Sinchi Roqa atacó a los Lares por dos frentes uno, por el cañón de Waràn y otros por la zona de Amparaes. Ellos no pudieron defenderse por la sorpresa del ataque, entonces los Lares se rindieron ante la superioridad y táctica del ejercito inka.
Sinchi Roqa, sin perdida de tiempo organizó a los Lares al estilo inka, también, como una manera de conciliar  con el adversario, determinó tomar como esposa a la hija primogénita del cacique de Lares llamada Rit’i. (Nevada); pero este hecho inaudito exasperó a Nina padre de Rit’i.
El segundo triunfo del inka Sinchi Roqa le ilusionó con demasía, pues soñaba con conquistar los cacicazgos de Kanas, Kanchis. Pero el soberano, en agradecimiento al dios Sol determinó primero hacer construir un templo en la zona de Lares y en el cañón de Waràn  .
Poco a poco, los pobladores de Lares odiaron a Rit’ì porque ella, en vez de seguir adorando al dios de su padre y de su pueblo, prefirió adorar a la deidad de su amante Sinchi Roqa.
Nina, ya no pudo soportar tamaña humillación por parte del inka, puesto que le había arrebatado todo el poder nombrando como  gobernador de Lares y cacicazgo adyacentes a uno de sus hermanos de sangre, además a su amada hija la había convertido en una de sus  concubinas, teniendo una esposa legitima  en la urbe del Qosqo ¿Y qué hizo Nina padre de Rit’i? Cogió un tumi (cuchillo), se cortó las venas de sus manos y sus precisa sangre comenzó a perderse dentro de los roquedales, pero esta sangre se convirtió en aguas hirvientes que brotaron desde dentro de la tierra _hoy son las aguas termales de Lares, sangre de Nina_. Nina significa fuego, su sangre tiene relación con las aguas termales de Lares, que visitadas por propios extraños, y la sangre de Nina sigue curando enfermedades.
Los Yavero, Lares, Lakos y Amparaes fueron obligados por el ejército  inka a construir el templo dedicado al dios Sol; en efecto abrieron la cimentación y también trasladaron material lítico para la edificación del templo.
Después de un sacrificio trabajo; por fin habían culminado con la construcción del templo dedicado al dios Sol. Para la    inauguración de esta fastuosa obra, el inka determinó traer del Qosqo a toda su panaka (familia real) y a su esposa.
Rit’i _ al informarse que el inka se aproximaba juntamente con  su legitima  esposa y familia por el cañón de Waràn_ no pudo soportar   tamaña humillación;y _llena de vergüenza e ira_ escaló la montaña Pachakutqe, y se lanzó de ella a un profundo precipicio. Cuando el cuerpo de Rit’i chocó  con la tierra se abrió  una pequeña cuenca, de cuyo lugar empezó a manar agua.
El inka al llegar al templo edificado, solamente encontró gran cantidad de piedras ovaladas. El templo al dios Sol había desaparecido. Los habitantes dicen que fue la venganza del dios Pachakuteq, por haber mancillado a Rit’i pues ella estaba destinada a ser su esposa.
 Las Làgrimas de Rit’i, convertidas en agua hoy riegan las fértiles tierras de Waràn, Arin y Wayoqhari.
El lugar donde se encontró el templo del dios Sol se llama Kanchakancha, hoy es habitada por una comunidad nativa, que sigue adorando al dios Pachakuteq.

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