EL ZORRO Y EL RENACUAJO
Dicen que el Zorro Antonio
Andaba a orillas de una pequeña
Laguna. De pronto, vio un renacuajo
jugando en el agua. Se sentó y
comenzó a observarlo. Al verlo retozar
alegremente quiso participar en el
recreo. Llamó al renacuajo y le dijo:
-¿Podemos jugar como
Buenos amigos? – Y el renacuajo le contestó:
-¿Por qué no, amigo Zorro?
El Zorro se desvistió, dejó su
ropa sobre un montón de piedras
y
se metió al agua.
El Zorro y el renacuajo se entretenían. Nadaban y
Salpicaban el agua chapoteando.
Jugaron toda la mañana hasta olvidarse del almuerzo. Por la tarde
Sintieron frío. Se dieron cuenta que
Llegaba la noche.
¡Ya era de retirarse! El
Zorro salió apresuradamente del agua y buscó su ropa. La encontró
Toda encogida y arrugada por el intenso sol del medio día.
El frío de la tarde lo hacía tiritar. Desesperado. El zorro, orinaba y
orinaba sobre su ajado
Pellejo. En vano pensaba remojarlo y estirarlo nuevamente. Pese a sus
esfuerzos no pudo volver a vestirse.
Pasó la noche desnudo, a la intemperie. Finalmente, ¡la helada mató al
pobre Antonio!

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