jueves, 28 de junio de 2012


HISTORIA COMPLETA DE LA APARICION DEL MILAGROSO SEÑOR DE QOYLLURIT’I
















Allá por los años de 1780 en una Estancia de Mawayani cerca al Distrito de Ocongate; vivía una familia indígena, apellidada Mayta, que tenia buena cantidad de hato de ganado alpacuno y ovino; cuyos animales pastaban en la Hoyada de Sinak’ara al pie del Nevado de Qolquepunco, a cargo de sus dos hijos; el mayor más o menos de  18 20 años y el menor de 12 a 14 años de edad, llamado Mariano; quienes a más  de apacentar los ganados, se dedicaban a hilar lana,  vivían solos en la cabaña, conforme pasaban los meses; el hermano mayor abandonaba  continuamente la cabaña y los ganados; dejando solamente al cuidado del hermano  menor Mariano ;  y sin ninguna compañía; ya cansado de esperar al hermano y no teniendo que comer;  se dirige a Mawayani donde su padre, dispuesto a contarle sobre sus peripecias  y abandono por parte de su hermano mayor;  así empieza su recorrido, faltando poca distancia para llegar a su casa paterna, Marianito Mayta es alcanzado por su hermano mayor; quien le  increpa y recrimina de su actitud de abandonar la cabaña y los ganados y regresar, una vez llegado a la casa de sus padres el hermano mayor le acusa de desobediente  y de ocioso ; el  padre escuchando la queja, le castiga y obliga a regresar a Mariano al pastoreo del ganado; una vez llegado a la cabaña, nuevamente  el hermano mayor abandona a Marianito; no se sabe con que motivo y en que correrías andaba ;  posiblemente en amoríos con una buena moza de por los alrededores, volvía de varios. Como la situación del abandono se tornaba cotidiano; Marianito Mayta al no soportar el trabajo duro y sacrificado, más  la soledad y el hambre; decide trasmontar el  Nevado para no ser sorprendido por su hermano mayor; cuando estaba dirigiéndose hacia el Nevado, se encontró  con un niño de raza blanca; más o menos de su misma edad; quien le preguntó  a donde iba, Marianito le contesto con todo sinceridad lo que le sucedía y que estaba dispuesto a atravesar el nevado cueste lo que cueste; hasta llegar donde su padre o irse a otro lugar muy lejos; para no sufrir y padecer por culpa de su hermano mayor; pero el niño le aconseja y recomienda no hacerlo, para mitigar su hambre le ofrece pan, su compañía y ayuda en la labores de pastoreo e hilado de lanas; Marianito ante este ofrecimiento  accede y acepta la proposición; ya por la noche en su cabaña , no conseguía el sueño pensando en el niño hermoso,  bondadoso y compasivo al día siguiente al rayar el sol, se levanta y arrea los ganados para pastar y se dirige al lugar,  tal como el niño prometió esperarle cada mañana; se encuentra nuevamente, su alegría es inmensa, durante el día juegan, conversan amenamente, bailan y cantan; pero siempre apacentado los ganados e hilando; asimismo recibe como ración alimenticia un pan, que es suficiente para saciar su apetito y no teniendo hambre hasta el día siguiente; así fue sucediendo todos los días, durante mucho tiempo y hasta que un día un comunero de las comarcas aledañas,  cuando buscaba una llama, que se había perdido de su cabaña, diviso en las laderas de Sinak’ara, que Marianito jugaba con un niño blanco; éste pensó que era algún forastero cazador, que se había alojado en la cabaña de los Mayta, se fue sin dar mayor importancia. Pasaron meses, otra vez se pierde el alpacuno; el campesino sale en su busca por los mismos lares; nuevamente encuentra en el mismo lugar a Marianito y al niño blanco forastero; el cual le hace pensar y conjetura ciertas malicias,  de regreso a  Mawayani le comenta la padre de Marianito; quien pese a ser anciano y enfermo, se constituye en la cabaña encontrado solamente a su hijo  Marianito  y no así al hijo mayor, el padre montó  en cólera  y furia; luego contó los animales y constató que los animales habían aumentado en número  y no existía abundante lana hilada; más  fue su sorpresa, que al encontrar en la cocina no encontró vestigios  de haber cocinado y/ o preparado alimentos; menos de haber  utilizado los menajes de la cocina, el padre con  mucha tristeza, compasivo, preocupado e inquieto; pregunto a Marianito; el por qué no se cocinaba; él  respondió que tenia un amiguito, desde hace varios meses que le acompañaba diariamente y le ayudaba a pastear los ganados, a hilar t le proporcionaba pan y que todos los días le esperaba al pie de un peñón; el padre perplejo y sorprendido por la narración, le encarga a Marianito; para que preguntase a su amiguito de dónde era cómo se llamaba; antes de retirarse de la cabaña el padre de Marianito, le regala unos vestidos en signo de gratitud y amor paternal, recomendándole cambiarse  continuamente; en ese instante se presenta el hijo mayor; a quien increpa durante su conducta; éste no pudo responder nada a su padre.
Una vez que se fue su padre; como de costumbre se reúne Marianito con el niño (su amiguito), presentándose  con ropa nueva. Un día estando juntos pregunta a su amiguito de donde eres; le contesta que era de Tayankani; luego le pregunta que su vestido no envejecía y nunca se cambiaba; pero al día siguiente para su sorpresa, su  amiguito apareció con el vestido de un extremo roto y un poco envejecido; Marianito le pregunta el por que no tenia otro vestido y/o no renovaba su vestido, por que lo que tenia ya estaba envejecido; su compañero- niño le contesta diciendo  que no tenia otro vestido, por que no había esa tela de esos lugares; entonces Marianito se ofrece conseguir; deja encargado a su amigo niño el cuidado de los ganados y emprende   el camino hacia Mawayani a la casa de su padre; a quien le comenta y entregue  el trozo de tela, el anciano campesino acepta comprarle; pero que èl no podía viajar a la ciudad del Cusco; antes bien le encomienda a Marianito, que ya era jovencito, preocupado y entusiasmado llega al Cusco, recorre todos los establecimientos comerciales en busca de la tela preciada y no encuentra esa tela, le recomienda preguntar en el Arzobispado ;  porque solo los Obispos usan ese tipo de telas, obediente y preocupado al no encontrar  logra entrevistarse con mucho sacrificio con el Obispo Monseñor  Moscoso; quien con paciencia  y atención escucha al humilde indígena joven; el prelado le manifiesta que esa tela no existe en el Cusco, que la enviaban de la ciudad de Arequipa; le aconsejó y recomendó  acudir donde el párroco  de Ocongate, Sacerdote  Pedro de Landa; para lo cual le envía una carta con el mismo Mariano; en ella el Obispo Moscoso, instruye al Párroco  para que averiguase sobre la procedencia dela tela, porque tenia la ligera sospecha de estar cometiéndose un sacrilegio por parte de algún indígena, porque la tela procedía de los vestidos de las imágenes, el párroco  enterado del contenido de la carta, convence a Mariano para  que lo llevara donde su amigo, que usaba dicha tela; luego de un largo y penoso viaje por la cordillera llena de nieve; un día 12 de Junio de 1783 llegan a un punto visible de la cordillera  de Sinak’ara vio efectivamente que un joven vestía túnica y apacentaba el ganado, cuando se aproximaba hacia él, proyectaba una luz refulgente hasta ofuscarle la vista, sin que fuese posible aproximársele, prejuzgaba que le proyectaba un espejo de gran dimensión; quien tal hacia, podía ser algún malhechor recibido; entonces se vio obligado a suspender tal empresa.
Días más tarde convoca a las autoridades Comunales, vecinos cercanos, una vez puesto en conocimiento, acuerdan organizar un complot sorpresa (Sorprender y atrapar al joven de la túnica), para este propósito del párroco de Ocongate, también acuden  los habitantes de Ccatcca de la jurisdicción de la provincia de Quispicanchis, después de  días de caminata llegan a Sinak’ara; desde lejos divisan a Mariano Mayta y a su acompañante  que pasteaban los ganados, conforme se aproximaban, como en la vez anterior; desprendía una luz refulgente que les ofuscaba la vista;  para lo cual acuerdan rodear haciendo un circulo con la finalidad de localizar y atrapar; entonces los hombres de Ccatcca, rápidamente pasan el riachuelo de Sinak’ara; pero la figura refulgente se repliega hacia su peña (roquerías), donde todos los hombres ‘’cazadores’’, se juntan casi a ciegas y el Sacerdote que lo encabezaba, fue el primero en alagar las manos, como para coger al fugitivo que se refugio en ese sitio.
El sacerdote al extender la mano tocó a un árbol  de tayanca que allí había crecido y pensando que el fugitivo se haya subido, levantó la vista hacia arriba y vio que del árbol estaba pendiente el cuerpo del señor en momentos de la agonía; emanando sangre de sus llagas y levantando sus ojos al cielo. Entonces el sacerdote y su comitiva de  perseguidores, quedaron perplejos y atónitos; postraron de hinojos y henchidos por la devoción, inclinaron sus cabezas pidiendo perdón, mientras tanto Marianito Mayta, al  ver la persecución contra su amiguito de tayankani, gritaba  a todo pulmón , clamando misericordia  al ver desaparecido y ver sangre, gritaba  acusándoles  de haberlo matado a su amigo, preso por la desesperación Marianito muere; se cree por un paro cardiaco; todos los hombres vueltos en si, solo encontraron la madera de tayanca en forma de cruz y el cuerpo de Marianito fallecido; incluso se cree que se encuentra enterrado al pie de la misma roca que hoy se venera como sagrada.
La noticia de la aparición de la milagrosa imagen del Señor de Qoyllurit’i en pleno corazón de la cordillera de los Andes, recorre como un reguero de pólvora en el mundo andino y la población católica del Virreynato Peruano. Para creer la aparicion  del Señor, los jerarcas de la iglesia  católica y los Reyes de España, pidieron que se les enviara la misma cruz de tayanca, la cual actualmente se encuentra en España; pero para perennizar la aparición del Señor de Qoyllurit’i, su imagen quedó  grabada en la misma roca, que hoy en día existe y se venera, es considerado el patrón  de la clase  más  pobre y de los indígenas de los Andes de sur peruano.
Cabe anotar de que algunos lo conocen con el nombre de Señor de Qoyllurit’i por efecto de esa refulgencia que despedía el cuerpo del Señor; cuando se le aproximaba la gente en su persecución.

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