miércoles, 23 de mayo de 2012


LOS HIJOS DEL REBELDE OLLANTA
Cuando Ima Sumaq, la hija primogénita  del general Ollanta  y de la ñusta Kusi Koyllor, a la pubertad, se convirtió en una hermosísima mujer  que deslumbra a la juventud y a la nobleza cusqueña. Su belleza tenia la extraña  mescla de rudeza del plebeyo  Ollanta  y la delicadeza  heredada de la noble Kusi Koyllor. La madre al percibir el acoso amoroso que los jóvenes hacían a su hija, y al percatarse del interés que despertaba en el inka Wayna Kapaq, para protegerla decidió internarla  en el Aqlla Wasi  (lugar de las mujeres escondidas).
El segundo hijo de la pareja, llamado Pumasonqo, también era un joven esbelto y robusto, a pesar de sus pocos años de existencia. Sus  cualidades atléticas  destacaron en el Warachikuy. (fiesta de la juventud). Finalmente, el hijo de Ollanta, siguiendo el camino de su padre, decidió ingresar  al ejército imperial. Rápidamente Pumasonqo se distinguió en varias batallas como hombre osado, valiente y hábil en el uso de las armas.
Desde que el inka Wayna Kapaq conoció  a Ima Sumaq, se intereso en ella. Muchas veces fue al Aqlla Wasi e intento sacarla para tenerla entre sus brazos. Pero Kusi Koyllor, a pesar de su quebrantada  salud, estaba siempre cerca de su hija, cuidándola y protegiéndola.
Ima Sumaq destacada entre las ñustas, pues tenía cualidades excepcionales. No sólo dominaba los trabajos  domésticos, sino que cantaba y danzaba con tal habilidad que hechizaba  a todos los que la contemplaban.
Al concluir sus batallas, Pumasonqo   siempre volvía a la tierra de su padre, el Antisuyo, y a las ciudades  de Ollantaytambo, Machupiqchu y Vilcabamba, donde los pobladores lo recibían  con cariño y admiración. El inka Wayna Kapaq veía con malos ojos, y hasta con celos, estas demostraciones que le hacían  a Pumasonqo, el joven, sacrificado  y esforzado capitán que había conquistado    el corazón de los antis.
Por aquellos años, surgieron por todo el imperio grandes rebeliones contra el poder imperial.
El inka debió dividir  sus fuerzas para enfrentarlas, pero no le alcanzaban  los efectivos  para sofocar  todos los movimientos.
Un día, los tukuy rikuq (espías) informaron al inka  que se estaba gestando una gran rebelión en Vilcabamba, que se estaba aliando  con los campas para enfrentar al poder  imperial. ¿Qué hizo  el inka? En primer lugar llamó a Pumasonqo  y le entregó   un ejército  seleccionando para que  pudiera  sofocar el movimiento  que se estaba gestando en Vilcabamba. Al escuchar las órdenes  del inka, del corazón de Pumasonqo  salió una rebeldía  innata. Inmediatamente pensó  que con el ataque  de este ejército  sanguinario  no iba a quedar  gente de la sangre de su padre Ollanta; por consiguiente   Pumasonqo desobedeció  ala orden del inka, quien de inmediato ordeno su detección.
El rumor sobre la desobediencia de Pumasonqo, corrió como reguero de pólvora  por la ciudad del Cusco, incluso se conoció en el alcanzar  del Ajlla Wasi, llegando rápidamente, a oídos de Ima Sumaq, quien inmediatamente, en compañía de algunas ñustas  y los guardias de la seguridad, huyo a las profundidades del Antisuyo.
El Cusco vivía momentos de tensión zozobra, más aún por que,  en el norte del imperio,  el propio hijo del inka, llamado Atawallpa, se había levantado en armas contra el poder imperial.
Muy preocupado  Wayna Kapaq llamó   a sus asesores  y a los estrategas del ejército, y previa deliberación, decidieron nombrar a Wascar, hijo de Wayna Kapaq, como jefe del ejército imperial y le dieron todo el poder para sofocar, en primer lugar, el movimiento que se estaba gestando  en Vilcabamba. Asimismo  acordaron eliminar  a Pumasonqo, el hijo de Ollanta, puesto que su existencia era un peligro para el poder inkaiko. También acordaron capturar a Ima Sumaq, junto con las ñustas  y guardias  que habían fugado, quienes debían ser también  eliminados por la tranquilidad del imperio.
Premunido de todas las facultades  que le habían conferido, Waskar partió comandando su aguerrido ejercito. Primeramente salió en persecución de Ima Sumaq y sus seguidores, pero no logro ubicarlos. Lleno de ira, suponiendo que Ima Sumaq estaba en Majchupijchu, Waskar atacó el santuario por todos los flancos  y mató  a todos los que cayeron  en manos del ejercito, luego continuó  hacia el Antisuyo a sofocar las rebeliones  que se estaban gestando.
Así Machupijchu quedó  despoblado y se sumió el olvido. Después de combatir a los antis, y ya con el control  de todo el poder, pues su padre Wayna Kapaq  agonizaba, Waskar partió hacia Tumibamba  para combatir  contra su hermano Atawallpa            

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