LOS HIJOS DEL REBELDE
OLLANTA
Cuando Ima Sumaq, la hija
primogénita del general Ollanta y de la ñusta Kusi Koyllor, a la pubertad, se
convirtió en una hermosísima mujer que
deslumbra a la juventud y a la nobleza cusqueña. Su belleza tenia la
extraña mescla de rudeza del
plebeyo Ollanta y la delicadeza heredada de la noble Kusi Koyllor. La madre
al percibir el acoso amoroso que los jóvenes hacían a su hija, y al percatarse
del interés que despertaba en el inka Wayna Kapaq, para protegerla decidió internarla en el Aqlla Wasi (lugar de las mujeres escondidas).
El segundo hijo de la pareja,
llamado Pumasonqo, también era un joven esbelto y robusto, a pesar de sus pocos
años de existencia. Sus cualidades
atléticas destacaron en el Warachikuy.
(fiesta de la juventud). Finalmente, el hijo de Ollanta, siguiendo el camino de
su padre, decidió ingresar al ejército
imperial. Rápidamente Pumasonqo se distinguió en varias batallas como hombre
osado, valiente y hábil en el uso de las armas.
Desde que el inka Wayna Kapaq
conoció a Ima Sumaq, se intereso en
ella. Muchas veces fue al Aqlla Wasi e intento sacarla para tenerla entre sus
brazos. Pero Kusi Koyllor, a pesar de su quebrantada salud, estaba siempre cerca de su hija,
cuidándola y protegiéndola.
Ima Sumaq destacada entre las
ñustas, pues tenía cualidades excepcionales. No sólo dominaba los trabajos domésticos, sino que cantaba y danzaba con
tal habilidad que hechizaba a todos los
que la contemplaban.
Al concluir sus batallas,
Pumasonqo siempre volvía a la tierra de
su padre, el Antisuyo, y a las ciudades
de Ollantaytambo, Machupiqchu y Vilcabamba, donde los pobladores lo
recibían con cariño y admiración. El
inka Wayna Kapaq veía con malos ojos, y hasta con celos, estas demostraciones
que le hacían a Pumasonqo, el joven,
sacrificado y esforzado capitán que
había conquistado el corazón de los
antis.
Por aquellos años, surgieron por
todo el imperio grandes rebeliones contra el poder imperial.
El inka debió dividir sus fuerzas para enfrentarlas, pero no le
alcanzaban los efectivos para sofocar
todos los movimientos.
Un día, los tukuy rikuq (espías)
informaron al inka que se estaba
gestando una gran rebelión en Vilcabamba, que se estaba aliando con los campas para enfrentar al poder imperial. ¿Qué hizo el inka? En primer lugar llamó a
Pumasonqo y le entregó un ejército
seleccionando para que
pudiera sofocar el
movimiento que se estaba gestando en
Vilcabamba. Al escuchar las órdenes del
inka, del corazón de Pumasonqo salió una
rebeldía innata. Inmediatamente
pensó que con el ataque de este ejército sanguinario
no iba a quedar gente de la
sangre de su padre Ollanta; por consiguiente
Pumasonqo desobedeció ala orden
del inka, quien de inmediato ordeno su detección.
El rumor sobre la desobediencia
de Pumasonqo, corrió como reguero de pólvora
por la ciudad del Cusco, incluso se conoció en el alcanzar del Ajlla Wasi, llegando rápidamente, a oídos
de Ima Sumaq, quien inmediatamente, en compañía de algunas ñustas y los guardias de la seguridad, huyo a las
profundidades del Antisuyo.
El Cusco vivía momentos de
tensión zozobra, más aún por que, en el
norte del imperio, el propio hijo del
inka, llamado Atawallpa, se había levantado en armas contra el poder imperial.
Muy preocupado Wayna Kapaq llamó a sus
asesores y a los estrategas del ejército,
y previa deliberación, decidieron nombrar a Wascar, hijo de Wayna Kapaq, como
jefe del ejército imperial y le dieron todo el poder para sofocar, en primer
lugar, el movimiento que se estaba gestando
en Vilcabamba. Asimismo acordaron
eliminar a Pumasonqo, el hijo de
Ollanta, puesto que su existencia era un peligro para el poder inkaiko. También
acordaron capturar a Ima Sumaq, junto con las ñustas y guardias
que habían fugado, quienes debían ser también eliminados por la tranquilidad del imperio.
Premunido de todas las
facultades que le habían conferido,
Waskar partió comandando su aguerrido ejercito. Primeramente salió en
persecución de Ima Sumaq y sus seguidores, pero no logro ubicarlos. Lleno de
ira, suponiendo que Ima Sumaq estaba en Majchupijchu, Waskar atacó el santuario
por todos los flancos y mató a todos los que cayeron en manos del ejercito, luego continuó hacia el Antisuyo a sofocar las
rebeliones que se estaban gestando.
Así Machupijchu quedó despoblado y se sumió el olvido. Después de
combatir a los antis, y ya con el control
de todo el poder, pues su padre Wayna Kapaq agonizaba, Waskar partió hacia Tumibamba para combatir
contra su hermano Atawallpa

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