jueves, 5 de noviembre de 2015

LEYENDAS :HANAN CUZCO Y HURIN CUZCO


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Es un hecho inmemorial, tanto en el Cuzco como en las demás ciudades peruanas, que una de las primeras normas urbanísticas y políticas de las urbes indianas es la de su división en dos secciones, parcialidades o bandos: la de los Hurin y la de los Hanan. Esta concepción, muy característica del concepto dicotómico de la vida del hombre quechua y de su amor por la paridad y la simetría, se impone a la ciudad imperial y rige su destino. El Cuzco estuvo dividido, como la Tenochtitlán azteca, en dos mitades, el Cuzco alto o Hanan Cuzco y el Cuzco bajo o Hurin Cuzco, separados por el camino de Antisuyo, y las parcialidades humanas que los formaron rivalizaron en el poder económico, social y político, alternativamente. Todas las historias hablan de que en el Imperio se sucedieron dos dinastías: los Hurin Cuzco y los Hanan Cuzco.
La simple enunciación de los términos Hurin y Hanan denuncia una diversidad topográfica que trascendió luego en división social. Difieren los cronistas en la interpretación de esta diferenciación urbana y en sus vicisitudes históricas. El Sochantre Molina dice que los del Cuzco de arriba "se tienen por más hidalgos y nobles" que los del Cuzco bajo y Garcilaso, que los del Cuzco alto "fueron respetados y tenidos como primogénitos hermanos mayores y los del bajo como segundos y, en suma, fueron respetados como el brazo izquierdo y el derecho, en cualquiera preeminencia de lugar y oficio". El Oidor Matienzo, perspicaz en matices sociales y jurídicos, declara que el curaca de Anansaya es en todos los poblados indígenas, en el siglo XVI, "el principal de toda la provincia", que el curaca de Urinsaya debe obedecerle y que en las ceremonias se sientan, "los de anansaya a mano derecha y los de urinsaya a la izquierda". Otra es la experiencia del folklorista Ramos Gavilán en el siglo XVII: "Los de Hurinsaya consideraban a los de Hanansaya como pobres advenedizos, sin tierra ni patria propia".
Los historiadores y sociólogos, analizando notas de los cronistas y documentos, interpretan en diversas formas estas oscilaciones demóticas. Sarmiento de Gamboa cree que la división en dos parcialidades clásicas en todos los pueblos del Incario servía "para contarse unos a otros". Las Casas cree, también, en una finalidad estadística, para facilitar empadronamientos. Más tarde se trasformaría en instrumento de regulación cívica, por la creación de dos fuerzas rivales que se emularían y vigilarían entre sí, como dos partidos políticos. Este sentido parecen revelar las noticias de Garcilaso, quien dice que en este ritmo binario los Hanan agrupaban a los descendientes de Manco y los Hurin a los de Mama Ocllo, y la afirmación del Sochantre Molina, que habla de dos castas de orejones: los de los cabellos largos o chilques, que eran los sojuzgados, y los trasquilados, que eran los Incas o vencedores. Cobo dice queHanan son los que atrajo Manco y Hurin los que atrajo Mama Ocllo. Montesinos, por último, considera que la división tendía a excitar emulaciones e impedir revueltas, porque cada parte vigilaba a la otra. Esta competencia, según Cobo, se extendía aun a las fiestas y regocijos.

Latcham cree que los Hurin serían los originarios y los Hanan los forasteros o usurpadores. Baudin, máxima autoridad incanista, considera el problema muy oscuro y cree que se trata de una supervivencia de las fratrías de las tribus primitivas: los Hanan serían originarios del Cuzco y los Hurin inmigrantes. Von Buschan piensa que fueron grupos exógamos en el interior de las tribus. Means habla de vencedores y vencidos: los Hurin, los vencidos, ocuparían las tierras menos buenas. Zurkalowski cree que es una costumbre serrana impuesta a la costa. Uriel García, gran cuzqueñista, dice que los urai-ccosccos vinieron del Sur y conquistaron el Cuzco; los hanan-ccosccos representan la reacción de los hombres del Norte refugiados en torno de la fortaleza.

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