LA
LLUVIA DE FUEGO
El
zorro Antonio encontró al ratón Diego y quiso
Comérselo. Para salvarse el ratón dijo:
-No,
compadre. Ya viene el juicio final y lloverá fuego.
Cavemos
un hueco y nos ocultaremos. Después lo tapamos con esta leña. Si tardamos, moriremos
los dos.
-¡Bueno!
_contestó el zorro y comenzó a escavar-. Día y noche escarbaron. A la mañana
siguiente, el ratón dijo que ya empezaba la lluvia de fuego. Entonces, el zorro
cobarde se metió en el hueco gritando:
-¡Yo me
salvo primero!
El
ratón tapaba con espinas y leña la boca
del hueco. Las espinas pinchaban el
trasero al zorro que decía:
-¡Ay me
duele, compadre! ¡Que dolor!’’
-Si,
compadre, Métete más adentro- dijo el ratón.
Para el
Antonio, aquellas punzadas eran la lluvia de fuego. Diego prendió fuego a la
leña y se fue.
Con
esfuerzo, el zorro se salvó. Salió del hueco con la oreja chamuscada, con el
pelo y la cola requemados. Hasta ahora el zorro tiene un color que no es
amarillo ni negro. Es color de fuego y humo. Antes era más bonito.

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