domingo, 31 de marzo de 2013


DIEGO, EL ALCALDE, ENGAÑA AL ZORRO


Antonio encontró a Diego, al pie de una peña grande parecía sostener la roca con mucho esfuerzo. Al verlo al ratón con toda la rabia contenida lo cogió del cogote del ratón.
¿Qué haces ahora, Diego? Te encontré al fin y te daré tu merecido por haberme engañado vilmente. ¡Te voy a devorar vivo! El ratón sin alterarse ni temeroso le contesto:
No pienses en comer a tu alcalde, ¿No te enteraste que ayer recién me eligieron como autoridad de esta localidad? ¿No te enteraste? Y como autoridad es velar por todos los demás.
¿No ves que estamos en peligro? Estoy sosteniendo este peñasco para que no caiga sobre la población de lo contrario desaparecerán la población y el mundo. ¡Ayúdame! Salvemos a la población, reemplázame mientras traiga un tronco que nos sirva de cuña. Luego puedes proceder a comerme a tu gusto. Y así fue. Antonio compadeciéndose del supuesto esfuerzo de Diego, sostuvo la peña con todas las fuerzas de su humanidad. Le recomendó no desistir, porque de él dependía la vida de toda la población y que lo más pronto retornaría con más refuerzos. Pero la argucia del ratón fue más y el zorro una vez más resultó engañado. Ya fatigado sacando fuerza de sus últimos suspiros saltó de la roca para no ser aplastado y para sus sorpresa la roca estuvo más sólido impregnado en el suelo. Antonio confirmó el engaño y la astucia…. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario